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domingo, 31 de marzo de 2019

Cuando el mundo fue suyo



En el s. XIII, con Temuyín Gengis Kan a la cabeza, los mongoles se lanzaron a la conquista del mundo. 
En unos pocos años, los jinetes-arqueros de las estepas dominaron casi toda Asia, se acercaron a África y se plantaron a las puertas de Europa occidental.
Eduardo Gil Bera recreó en la novela-poema Cuando el mundo era mío el espíritu de esos guerreros nómadas que pasaron por la historia del mundo con el poder y la fugacidad del trueno. Y luego, el olvido.
Aquí su hermoso principio:

“Hubo un tiempo en que los hombres creyeron que el centro del mundo coincidía con la plaza del mercado. Así pensaban los habitantes de las ciudades abominables. Les dimos caza, los exterminamos, ya no viven. Ni siquiera llegaron a saber que nosotros existíamos mucho antes que ellos.
     En la parte de la tierra donde muere el sol, también creían muchos que Europa regía el universo. Pero en la época en que nosotros hacíamos las larguísimas cabalgadas de mar a mar, Europa era un rincón de bosques y pantanos en el extremo de nuestros pastos. Sus habitantes eran bestiales, blancos y repulsivos, se hacinaban bajo montones de leña seca y dormían siempre presos en el mismo lugar maloliente.
     Los hombres de la mano derecha, donde muere el sol, eran despreciables y pestilentes. Creían que un dios condescendiente y flojo se dedicaba a contemplar sus detestables seres, ponía en sus manos el destino y les regalaba la fortuna. No conocían a Tengri el Irritado, ni tenían noticia del emperador Oceánico.
     Lo ignoraban todo, se limitaban a amontonarse en sus ciudades. Nosotros los cazamos como a ovejas encerradas, igual que el lobo caímos sobre ellos.
     Cuando decidí convertir al mundo en un solo pastizal donde nomadear sin límites, todos sabían que nací apretando en la mano un botón de sangre del tamaño de una taba de cordero y eso significaba que tendría un destino de héroe.
     Cincuenta inviernos más tarde, cerré los ojos y dejé a mi hijo el mundo, con más pasto, ganado y poder de los que ningún hombre tuvo antes, ni tendrá después.”

viernes, 29 de marzo de 2019

"Hostiles"



Pocos géneros cinematográficos como el western para aunar belleza y fatalidad: 
Hostiles (de Scott Cooper; con Christian Bale y Rosamund Pike) está tallada a lo clásico y lo consigue con maestría. 
Western grande a base de rostros en primer plano y paisajes infinitos. 
Una tragedia griega en imágenes. 
Esa mujer.
Hacía tiempo que no veía un final tan bello. Puro cine. Como el de antes.

sábado, 23 de marzo de 2019

Sobre el pecado original



¿Quién sino Chesterton se atrevería a defender la lógica del pecado original con esta ligera y paradójica convicción?:

“La religión católica dice verdades. Las demás filosofías simplemente dicen cosas que parecen verdades; sólo ésta ha venido siempre afirmando las verdades que no parecían serlo. Éste es el último credo que, donde no es atractivo, sigue aún siendo convincente; porque como mi padre en su jardín resulta que siempre tiene razón. Los teósofos, por ejemplo, predican un dogma tan seductor como el de la reencarnación; pero si atendemos a sus resultados lógicos, veremos que son la altanería espiritual y la crueldad de casta. Porque si un hombre es pastor a causa de sus pecados anteriores hay razón para desdeñarlo. En cambio el Cristianismo predica un dogma tan poco seductor como el pecado original; pero si se atiende a sus consecuencias lógicas, se verá que son la simpatía y la fraternidad, y un trueno de alegrías y piedades, porque sólo sobre el fundamento de semejante dogma podemos, a un tiempo, compadecer al pastor y desconfiar del monarca.”

(De Ortodoxia

viernes, 22 de marzo de 2019

Magallanes y Elcano. Primera circunnavegación del planeta (XI).




Puerto de San Julián. Patagones. Complot. Ajusticiamientos. Naufragio.
(Julio de 1520)

“Nuestro capitán llamó a estos pueblos patagones. Pasamos en este puerto, al que llamamos San Julián, cinco meses, durante los cuales nos sucedieron múltiples cosas (…) Apenas anclamos en este puerto, los capitanes de los otros cuatro navíos tramaron un complot para asesinar al capitán general (…) El complot fue descubierto: Juan de Cartagena fue descuartizado y Luis de Mendoza apuñalado… [en realidad Cartagena fue abandonado en el puerto de San Julián y probablemente el descuartizado después de muerto fue Luis de Mendoza, y también fue ejecutado Gaspar de Quesada]… 
El navío Santiago, que se había destacado para reconocer la costa, naufragó entre los escollos; sin embargo, toda la tripulación se salvó de milagro. Dos marineros vinieron por tierra al puerto donde estábamos para hacernos saber el desastre, y el capitán general envió inmediatamente algunos hombres con sacos de bizcocho. La tripulación permaneció dos meses en el sitio del naufragio para recoger los restos del navío y las mercancías que el mar arrojaba periódicamente a la orilla, y durante todo ese tiempo se enviaron víveres, aunque la distancia era de 24 leguas, es decir unas cien millas y se invertían cuatro jornadas en el viaje; el camino era incomodísimo y fatigoso, entre espinos y malezas, entre las que había que pasar la noche, no teniendo más bebida que el hielo, al que había que machacar, cosa que costaba gran trabajo.
En cuanto a nosotros, no estábamos mal en este puerto; había una clase de mariscos muy largos que llamábamos ‘mejillones’, mas no son comestibles; otros contenían perlas, pero muy pequeñas. Encontramos también avestruces, zorros (…) Asimismo, hay árboles de los que se extrae incienso.”

martes, 19 de marzo de 2019

domingo, 10 de marzo de 2019

Magallanes y Elcano. Primera circunnavegación del planeta (X).



Puerto de San Julián. Invierno. Indígenas. Hombres y mujeres.

(...) Transcurrieron meses sin que viéramos ningún habitante del país. Un día (...) un hombre de estatura gigantesca se presentó ante nosotros (...) El capitán envió a tierra a uno de nuestros marineros  (...) en señal de paz y amistad, lo que fue muy bien comprendido por el gigante , quien se dejó conducir a una isleta donde el capitán general había bajado (...) Dio muestras de gran extrañeza al vernos y levantando el dedo quería sin duda decir que nos creía descendidos del cielo (...) El capitán general ordenó darle de comer y beber, y entre otras baratijas le regaló un espejo grande de acero (...) El gigante retrocedió tan asustado que derribó a tres o cuatro de nuestros hombres que le rodeaban (...) Vinieron otros (...) Los nuestros les invitaron por señas que pasaran a nuestros navíos (...) Vinieron, en efecto; mas los hombres, que no tenían más que su arco y sus flechas, habían cargado todo sobre sus mujeres como si fuesen acémilas. [El narrador hace notar, como lo harán otros cronistas viajeros posteriores, que cuanto menos civilizadas son las sociedades más maltratadas son las mujeres.]

viernes, 8 de marzo de 2019

El grupo contra el ciudadano



Gregorio Luri advierte en su último libro sobre el peligro de la promoción de las políticas identitarias contra el ciudadano (sustitutas, por cierto, de una clase obrera que ya no existe y a las que se ha agarrado la izquierda contemporánea para no quedarse vacía de discurso):

"No es descartable que el fomento de las políticas identitarias implique en sus conclusiones lógicas una instauración de un nuevo tipo de sociedad estamental, porque tiende a desdibujar al ciudadano para dar paso a las diversas identidades grupales que se consideran heridas, es decir, a una sociedad terapéutica que nos clasificaría por patologías identitarias."

No es muy difícil adivinar dónde quedaremos los que no nos acomodemos en ninguna de esas patologías identitarias.