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domingo, 30 de noviembre de 2014

Lluvia. Vivaldi. Piano.

Lluvia y más lluvia. Lenta, cadenciosa, interminable…
Vamos a hacer los honores y acompañarla con música apropiada. La adaptación para dos pianos de un Vivaldi muy poco conocido. El aria para contralto Sento in seno ch’in pioggia di lacrime… de la ópera Il Giustino (previamente perteneciente a la desaparecida Tieteberga).
Es una sencilla pero muy hermosa aria con un pizzicato ostinato que acompaña a la doliente melodía, originalmente en un mi bemol menor, que en la parte central (aquí minuto 2,15) pasa a su relativo sol bemol mayor en un suave efecto de renacimiento anímico. La transcripción, elegante y eficaz, y la efectista interpretación son del dúo pianístico Anderson and Roe.

Lluvia y más lluvia.

Bonito, ¿eh?

lunes, 24 de noviembre de 2014

Animalario nacionalista (VII). Anomalías.


Sí, anomalías. Si observamos la composición del parlamento catalán tomando como referencia la lengua de sus componentes hay algo que salta a la vista porque no se corresponde en absoluto con la realidad de su sociedad: mientras que la lengua materna mayoritaria de los ciudadanos es el castellano con un mínimo de un 55 % (por contraste de los datos más fiables) y la catalana materna engloba alrededor del 32 % (el resto son otras), sólo el 7 % de los parlamentarios reconoce el castellano como identidad lingüística.
Esto, curiosamente, fue un justificante para la llamada “normalización” lingüística mediante una inmersión aplicada hasta extremos ridículos especialmente en la educación primaria pública. El resultado es que la mayoría de los alumnos que entran en los institutos dependientes de la administración no saben bien ni el catalán (la inmersión es un fracaso patente en general, pero muy especialmente en los colegios donde domina la inmigración, sea nacional o extranjera) ni tampoco el castellano a niveles académicos solventes.
Naturalmente, esta política de “normalización” destilaba una imposición ideológica patriótica a la que no le importaba nada dejar de lado una instrucción de calidad… pero sólo para los pobres. Como se sabe, casi ningún dirigente nacionalista ha llevado o lleva a sus hijos a escuelas o institutos públicos, sino que aquéllos han preferido siempre escuelas e institutos trilingües o multilingües pagando mensualidades muy elevadas. Defienden la inmersión, sí… para los demás, para los que no pueden escoger porque no tienen dinero. Es evidente que hay un desprecio de clase en todo esto. Recordemos que el pater Pujol (una vez más) llamó “ejército de ocupación” a los inmigrantes (y yendo más lejos no olvidemos que ERC quiso imponer repatriaciones forzosas de trabajadores “murcianos” durante la II República porque los consideraba un ataque contra Cataluña). Por eso era preciso adoctrinarlos bien. Y por eso, aprovechando las debilidades de una democracia desigual y descabalada, crearon estas políticas educativas en las que la relegación a idioma extranjero de la lengua mayoritaria de los ciudadanos y común del Estado en las escuelas de primaria va pareja a un discurso y unas estrategias -en sordina pero como gota china- de desafección y extrañamiento con el resto de España.

En fin, esto hunde sus raíces en buena medida en ese franquismo que aún protegía y favorecía económicamente a la oligarquía catalana (y podríamos remontarlo a la política arancelaria del s. XIX, naturalmente) y que entregó al Principado una clase trabajadora rendida y casi sin derechos con conciencia de inmigrante y de ciudadano de segunda. La cosa cambió para seguir igual con la nueva etapa política. Las clases inmigrantes, de dentro y de fuera, nunca han reclamado nada a la casta nacionalista dueña del país. Las salidas eran o dorarles la píldora (últimamente, algunos ‘advenedizos’ de clase o de procedencia se han sumado a la política de maximalismo identitario como esquizofrenia participativa) o una inadaptación traducida en desmovilización política total. Por eso, el juego electoral se ha reducido prácticamente sólo a los de “casa”. Y lo peor es que en ese juego tramposo y endogámico entró una izquierda falsificada, temerosa y entreguista.

sábado, 22 de noviembre de 2014

'El' Réquiem

En 1836, M de Gasparin, ministro del Interior de Francia, decidió, contra todo pronóstico, encargar una misa de grandes dimensiones y honrar a su país de nuevo con la gran música religiosa. El bueno de Gasparin iba a abandonar el ministerio y pensó en dejar memoria de su paso por él con una obra de ese tipo. Muy a contracorriente eligió al compositor Hector Berlioz.
Berlioz no se enteró por vía oficial de que él era el destinatario del encargo. La burocracia francesa funcionaba lenta. Parece ser que el ministro de Bellas Artes se opuso al proyecto. Gasparin, ya fuera del ministerio, conminó urgentemente al ministro de BBAA a que ejecutara su decisión. El de BBAA lo hizo, no sin dejar su sello de chupatintas en una entrevista con el romántico francés en la que pretendió dar una clase de música en la cual sólo salvaba a Rossini y a un Beethoven que parecía “un músico que no dejaba de tener talento”. Según el propio Berlioz (tal como cuenta en sus memorias) ese tipo era un perfecto representante de… “las opiniones musicales de toda la burocracia francesa de la época”. La cultura oficial francesa estaba dominada,  en opinión del genio francés, por ese tipo de individuo pomposo, cínico e ignorante.
Sea como fuere, Berlioz se puso a trabajar… y la obra resultante, finalmente un Requiem, es una de las composiciones religiosas más extraordinarias de la historia de la música.
Se estipuló que fuera ejecutada todos los años el día del servicio fúnebre en memoria de las víctimas de la revolución de 1830, aunque finalmente fue estrenada para honrar al prestigioso general Damrémont, muerto en diciembre de 1837 en Argelia.
Naturalmente, la composición trasciendió cualquier referencia fúnebre o triunfal y se convirtió en uno de los momentos románticos más descomunales que puedan imaginarse. Uno escucha la obra una y otra vez… y no se lo cree. No, no se lo puede creer.
La desmesura material va de la mano con la originalidad temática en un equilibrio simplemente milagroso.  El texto latino canónico de la misa de muertos queda fijado en nuestra memoria como nunca por la arrebatada intensidad de unas ideas musicales que combinan inusitadas acciones orquestales y corales con desarrollos melódicos y tonales no imaginados antes por nadie en una obra de este tipo. Esa “angustia interminable”, ese “estremecimiento de dolor físico” que cuenta Berlioz en sus extravagantes memorias son transmitidos paso a paso a los sonidos ya desbordantes ya íntimos de esta obra sin igual.
La fanfarria militar más grandilocuente a base de grupos orquestales enfrentados se yuxtapone al  canto modal antiguo más doliente, al íntimo rumor conventual y a la expansión lírica vocal propia de su época. Frente a la franca y salvaje liberación de los afectos patéticos hasta la desgarradura (el Lacrimosa) se yergue la más profunda emotividad contenida (el Offertorium). Ciertamente, sólo este Offertorium sería suficiente para colocar a su autor entre los más grandes compositores del s. XIX. Esa tendencia a mantenernos en suspenso armónico con un simple juego coral de la-si bemol-la de reminiscencias modales combinada con la expresividad en crescendo de una maravillosa orquestación que ornamenta y tensa la tríada hasta la conmoción sonora más alucinante no tiene igual en todo el s. XIX.

Berlioz, enloquecido romántico poseído por melodías enfebrecidas, no supo tocar medianamente bien ningún instrumento. En el siglo del piano no compuso nada para piano. Sus arrebatadas ideas sobre la existencia y la creación artística las llevó a la música de una forma absolutamente única. A veces fracasaba y rozaba el tedio o el ridículo. Pero cuando acertaba todos volvían el rostro hacia él espantados y admirados porque surgían obras como este Requiem. Yo, que tanto amo la polifonía antigua y el clasicismo, creo que esta misa es la más sobrecogedora que jamás se ha compuesto. ¡Hay que joderse… por un romántico!!! Volveremos a ella con más detenimiento.


martes, 18 de noviembre de 2014

Gómezdaviliana (XVII)


Jerarquía de valores y gustos personales:

“Donde se reconozca una jerarquía de valores objetivos el capricho no es peligroso. Cualquier cosa puede lícitamente fascinarnos si no alteramos su rango.
Cuando suponemos en cambio que la preferencia regula el valor, el más ligero desatino desata catástrofes. Las tonterías son temibles cuando se proclaman actos de la razón.”


Ese hiperbólico “el más ligero desatino desata catástrofes” es buenísimo.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Dos nocauts

Ayer, en Dublín, el argentino Jorge Sebastián Heiland retuvo el cinturón de campeón internacional medio del CMB al derrotar al inglés Matthew Macklin en el décimo asalto por nocaut técnico.
Heiland no partía como favorito, pero mostró una superioridad de forma que le hizo crecerse poco a poco ante su adversario hasta que remató con una derecha canónica y definitiva en el mentón del célebre barbudo isleño.

Por otra parte, en Hamburgo, el ucraniano Wladimir Klitschko, campeón imbatible de los pesos pesados en las versiones FIB, OMB y AMB, también mandó a la lona en el quinto episodio al búlgaro Kubrat Pulev.
No fue un mal enfrentamiento pues el búlgaro atacó con valentía y esfuerzo, pero las desmesuradas altura y envergadura de Klitschko hacen de sus combates, hoy por hoy, un espectáculo boxístico un poco enrarecido y no demasiado grato: