Translate

martes, 28 de junio de 2016

"Anábasis de Alejandro Magno" (VIII)



Alejandro decide prescindir de la fuerza naval y se adentra en Caria porque le preocupa la reorganización militar de Halicarnaso:

“(…) andaba en la actualidad escaso de dinero y, por otra parte, veía que su escuadra no estaba en condiciones de enfrentarse con éxito a la de los persas; además, no quería exponer a graves daños a una parte, por pequeña que fuera, de su ejército. De otro lado, pensaba que no tenía necesidad de la flota, dado que dominaba Asia con su infantería, y que después de tomar las ciudades costeras provocaría la disolución de la flota persa al no disponer ésta de dónde sacar la tripulación ni puerto alguno de Asia al que llegarse.

(…) Una vez realizado esto, marchó hacia Caria, pues le habían llegado noticias de que en Halicarnaso se había congregado un contingente nada pequeño de persas y extranjeros. Tomó al asalto todas las ciudades que hay en el camino de Mileto a Halicarnaso. Y desplegó su ejército frente a Halicarnaso, a unos cinco estadios de la ciudad con vistas a un asedio duradero.”

domingo, 26 de junio de 2016

Elecciones [Gómezdaviliana (XXXII)]



Dios nos coja confesados.

"Cuando las codicias individuales se agrupan, acostumbramos bautizarlas nobles anhelos populares."

jueves, 23 de junio de 2016

Contra el verano (V)



Contra el verano. 
Contra el populismo, contra las verbenas políticas, contra los mítines, contra la recogida de firmas, contra los brazaletes, contra el calzón, contra la pantorrillaza, contra la chancleta, contra los dedazos peludos, contra las uñas mejilloneras, contra las camisetas sin mangas, contra los sobacos, contra el bañador, contra el bikini, contra los estampados, contra el sudor, contra los machistas, contra las feministas, contra la lengua de género… contra los petardos, contra las motos, contra los coches, contra los aparcamientos, contra el asfalto, contra las teles… contra las terrazas, contra los conciertos, contra las azafatas (vestidas), contra los campings, contra los apartamentos, contra el aluminio, contra las neveras portátiles, contra los cubos con cervezas, contra las piscinas riñoneras, contra las carteras en bandolera, contra las tumbonas, contra los baldosines encharcados, contra las apreturas, contra los espacios reducidos, contra las amplitudes falseadas, contra los gimnasios, contra las paellas, contra la sangría, contra el Mediterráneo, contra el tetrabrik, contra los insectos, contra los mosquitos, contra las cañas en los márgenes… contra las gorritas por capricho, contra las cremas olorosas, contra las gafazas de sol, contra los tatuajes, por Dios, contra los tatuajes, contra los peinados de moda... contra la playa, contra la arena, contra la basura, contra las colas, contra la calígine, contra el barullo, contra el marullo… contra los certámenes, contra los concursos, contra los premios, contra los cursillos, contra los sablazos, contra las estafas, contra la ‘temporada’… contra los lagoteros, contra el calor, contra el bochorno, contra la humedad, contra el populismo (de nuevo), contra la cultureta… ¡Sí, contra el verano!  

martes, 21 de junio de 2016

"Tempestades de acero" (VII)



Situaciones reales que excitan una imaginación que posteriormente ha alimentado las visiones de pintores y cineastas del s. XX.

"(...) A menudo me hallaba sentado a la mesa de mi pequeño abrigo y experimentaba una sensación de agradable cobijo; las toscas paredes de madera de las que colgaba el armamento recordaban el Lejano Oeste."

Y, además, en este fragmento que sigue hay, no sé si consciente o inconscientemente, un poso visionario de la gran literatura clásica:

"(...) Con los ojos lagrimeantes volví al bosque de Vaud dando traspiés; los empañados cristales de la máscara antigás no me permitían ver, y así fui cayendo de embudo en embudo.
Aquella noche, con sus vastos e inhóspitos espacios, fue de una soledad fantasmal. Cuando en medio de aquellas tinieblas topaba con centinelas o con soldados perdidos que iban errantes de un lado para otro, tenía el sentimiento glacial de que yo no hablaba con seres humanos, sino con demonios. Me parecía estar vagando por una escombrera gigantesca, situada más allá de los límites del mundo conocido."

sábado, 18 de junio de 2016

El viejo Adam y el viejo Karl



De entre las dos políticas emergentes en España nada nuevo. Una intenta entroncar con ese pensamiento liberal que habla de prosperidad en consonancia con las posibilidades de nuestro mundo real, concreto, complejo, sin fundamentalismos democráticos y por tanto sin grandes promesas ni paraísos. La otra sigue la estela difusa de mesianismos absolutistas, utopías y generalizaciones campanudas de baja graduación mental.
Un caso reciente: el líder de la primera política señalada va a Venezuela a ver lo que pasa, a hablar con la gente y a escuchar a los represaliados. El líder de la segunda, disimulando, no habla con la gente que sufre la represión ejercida por los que él y los suyos asesoraron, sino que prefiere la facilidad de hablar a distancia ‘de’ la gente, de eso que denomina “pueblo”; espantajo conceptual al que se dedica a adular y sobre el que marca fines milenarias porque lo utiliza como sinónimo de clase social opuesta necesariamente al resto.
Por un lado votarán los que prefieren coraje, conocimiento y responsabilidad -los que, cuando menos, se paran a dudar porque no lo ven todo tan simple-, y por otro los que escogen pleitesía y sumisión ocultas en un envoltorio revolucionario. Esa revolución de miedo a la libertad fomentado por la obcecación. Obcecación tan cabreada como desmemoriada que aún hoy se empeña en negar la prosperidad que han llevado a una gran mayoría de población las democracias liberales capitalistas (con sus chanchullos también, sí… ¿y cómo no?) y en no ver el fracaso económico, político y social del socialismo marxista y el comunismo realmente existente. ¿Pero será posible que a estas alturas aún no lo vean? 
Otra obviedad: uno de los principales problemas de este país es su grado de desunión por unos regionalismos solipsistas que son síntoma de variopintos complejos de inferioridad. Respecto de esto, unos hablan de aunar y articular fuerzas en la libertad y la igualdad legal. Los otros exploran ambiguamente las sensibilidades identitarias más bajas.

Por otra parte, todos se indignan con la corrupción. Está bien indignarse en un país lacerado por tantos chorizos. Perfectamente plausible. Pero la corrupción económica se puede combatir sistemáticamente con el poder judicial; si funciona. Por el contrario, la corrupción mental, la corrupción ideológica, la corrupción educativa es mucho más difícil de atacar. Años y años de logse y malas políticas en la enseñanza nos han dejado demasiados individuos de mentes elementales que sólo reaccionan ante estímulos elementales y dan la espalda a quien demande esfuerzo en la incertidumbre, aunque sea del lado del conocimiento de la realidad. Cuántas veces se ha dicho: no se convencerá por la razón a quien se ha dejado ganar por la pasión. Según las encuestas sube la pasión. Gana el espíritu de la Logse. Es comprensible. Y también es deprimente.
(PD Puede parecer que defiendo a los primeros. Sí frente a los otros, evidente; pero no les perdono que evitaran reconocer con mayor valentía el trabajo de UPyD, hoy casi desaparecida.)

sábado, 11 de junio de 2016

"Les Barricades Mystérieuses." Ross.

Preciosa lección de interpretación del amigo Scott Ross (bien conocido en este blog) a propósito de esa joya de François Couperin titulada Les barricades mystérieuses, obra perteneciente al Sexto orden de sus libros para clave.
La diferencia entre un buen intérprete, como el alumno italiano (excelente), y un genio, Ross, está en la comprensión absoluta de la pieza como un todo que fluye en una ejecución integrada de ritmo, fraseo, articulación y silencios. Además, no he oído a ningún otro clavecinista que haya encontrado el tempo exacto, exactísimo, que requiere la pieza para transmitir todo su enigma psicológico. Scott Ross. Su lección empieza en el minuto 2.10:


sábado, 4 de junio de 2016

Juan de Herrera (I)



En ninguna construcción arquitectónica admiro más el espíritu puritano que en esta fachada del Patio de los Reyes del Monasterio de El Escorial, de Juan de Herrera. Sus virtudes vitruvianas –claridad, solidez, necesidad- son llevadas a un límite que coincide con la descripción un tanto despectiva pero hermosa de “silogismo en piedra” que hiciera uno de sus primeros biógrafos.
Estos alzados son la piel de unas estancias interiores en los que el espacio se hace número, geometría, cálculo preciso, conjunto; siempre al servicio de la habitabilidad y del particular sentido de estar en el mundo de sus moradores.
“Nobleza sin arrogancia, majestad sin ostentación”, escribió el mismo Juan de Herrera.

Es ésta una de esas obras que refleja ecos de lo eterno. Una parte de algo que ha existido siempre y que estará siempre en el mundo.