Translate

miércoles, 26 de febrero de 2014

"Yo soy una realidad del flamenco"

Yo soy una realidad del flamenco.
Para que un hombre tan absolutamente falto de afectación diga algo así hace falta mucha convicción. Él era la convicción de la guitarra.
Cómo no recordar la facilidad de Paco de Lucía para tocar todos los palos del flamenco con la claridad y fluidez de un genio distante. 
Esa condición superior le permitió fundir y llevar a una expresión más precisa toda la guitarra flamenca del pasado.
Fue el guitarrista flamenco que pensaba con las manos.


El fulgor de estas bulerías:

martes, 25 de febrero de 2014

Tauromaquia. El principio de crueldad.


Estaba yo leyendo poemas de José María Valverde cuando me detuvieron estos versos:

“(…) ¡Señor, Señor, la muerte!
Se me cuaja la boca al pronunciarla,
Se me amarga la lengua, se me nublan los ojos…
Nadie la puede ver de frente, por fortuna,
Cuando llega a buscarnos.
Es lo mismo que el sueño.
La muerte es superior a nuestras fuerzas. (…)”

Me detuve en ellos por lo que tienen de verdad y porque me recordaron automáticamente la verdad del arte del toreo en cuanto intento de revocación de lo que estos versos dicen.
Lo inconmensurable del toreo es, precisamente, demostrar que el carácter del hombre supera la potencia ominosa de la muerte.
Al torero también se le cuaja la boca, se le amarga la lengua y se le nublan los ojos cuando aparece el toro en el ruedo. Sin embargo, de lo que se trata es de que mire a la bestia, o sea, a la muerte, de frente.
El desarrollo del ritual que tiene lugar entonces en la arena es la representación formalizada del principio de crueldad. En él, la angustia de la verdad más cruda o el saber sobre la vida se transforma en alegría intensa.
No cabe imaginar una celebración que muestre tan evidentemente la naturaleza de la realidad. No conozco otra fiesta en el mundo en el que la verdad sea su tema. De ahí que sea escandalosa e insoportable para muchos, seguramente mayoría.
Ese reconocimiento de lo cruel, sin componendas ni pactos ni aplazamientos, esa alegría trágica es, desde luego, única en España.

Cioran escribió que existir equivalía a una protesta contra la verdad. El caso de la fiesta taurina sería una celebración particular de la verdad. Por eso siempre será un error un tanto ridículo prohibirla.

sábado, 22 de febrero de 2014

El humor cruel

El amigo que está Bajo el agostadero, ya conocido en este blog, me recordó un fragmento de humor charlotiano especialmente perfecto.
Pertenece a la película El circo, que es para mí una de las mejores de Chaplin.
Es el momento en que él y luego su perseguidor se hacen pasar por autómatas para despistar a los policías (a partir del m 1,35).
El malévolo regocijo vital de Chaplin hace que su personaje no sólo trabaje denodadamente para huir de la ley y de su acreedor, sino también para representar creativamente el engaño con la humillación añadida de su perseguidor ante las narices de la policía: ¡esa carcajada de autómata cada vez que le pega con la porra en la cabeza! Qué momento tan genial.
Es una puesta en evidencia de la crueldad que subyace tras toda gran representación cómica.

Chaplin ha sido uno de los grandes victimarios en el humor visual del s. XX.

lunes, 17 de febrero de 2014

El apoyo tan ansiado

Después de hacer señales de humo por Europa y otras partes del mundo sin conseguir, como era de esperar, el más mínimo resultado positivo (y gastando el dinero de todos los ciudadanos, esto aparte), el president Mas, cabeza visible del nacionalismo catalán, ha encontrado por fin un semi apoyo de lo más llamativo, éste de aquí:
                  Nota de prensa: "Los Morancos dicen apoyar la consulta secesionista"

Un apoyo (tímido) que, mira por dónde, pone en marcha ese mecanismo de justicia poética que a veces funciona como carambola insospechada:
Recordemos… Recientemente, el jefe senior de los nacionalistas, Jordi Pujol, dijo literalmente de los andaluces (así, en general): “El hombre andaluz no es un hombre coherente (…) es un hombre destruido, poco hecho, que vive en estado de ignorancia”.
Sí, así se despachaba Pujol sobre la gente de una de las regiones tradicionalmente más creativas y admiradas del mundo.
Andalucía, tierra de filósofos como Averroes, Maimónides o Francisco Suárez, de músicos como Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero o Manuel de Falla, de pintores como Velázquez, Murillo o Picasso, de escritores como Fernando de Herrera, Góngora o Cernuda, de científicos como Celestino Mutis, Benito Daza o Antonio de Ulloa (sólo hago tríadas, la lista podría ser interminable), además de grandes señores y damas del flamenco y de toreros hechos y derechos; sí, ‘esta’ Andalucía de aquí le podía haber echado un cable al president Mas.
Pero no; mire usté por hónde.
Lo que ha ocurrido es que la Andalucía imaginada y temida por el resentido racismo pujolista se ha materializado en estos célebres humoristas de sal gorda (respetables como cualquiera y que guarde Dios muchos años), los cuales, con su reconocimiento, le han estrechado un poco más la corbata de payaso al president. Y como quiera que Los Morancos son más listos que el hambre, para mí que lo han hecho a propósito con la intención de que la campaña mundial de los nacionalistas sea recordada (¿?) no tanto por el circunspecto “Som una nació independent”, sino más bien por el chocante “paasaaaaa pishaaaaa, qué diseee shoshoooooo”, y que el personal foráneo que mire hacia Catalunya se haga, pues eso, la pisha un lío.

sábado, 15 de febrero de 2014

Br(omo) y Ba(rio)


Que una obra guste a todo el mundo no es poco mérito. Algo tendrá. Más raro es que se trate de una serie televisiva, larga, muy larga, de muchas horas de duración.

A Breaking Bad le ha tocado el gordo. Después de décadas realizando series buenas, regulares y malas, algunas hay, muy pocas, que han sido investidas con la gracia aquella que iluminaba antes a ciertos largometrajes considerados luego como clásicos.

Se ha escrito mucho ya sobre esta serie, Breaking Bad; por eso voy a ser escueto y no voy a entrar en detalles. Sólo voy a apuntar de forma condensada algunas (sólo algunas) de las virtudes que creo que consigue aglutinar Br Ba:

*Tiene lugar el encuentro de la modernidad doméstica con un espacio físico que pertenece al mito fundacional americano: el paisaje del Western.

*Es una historia de corte perfectamente clásico (Dr Jekill y Mr Hide, por ejemplo) manipulada -que no sometida- con los acentos violentos y perversos propios del thriller popular actual.

*Hay un personaje protagonista (absoluto) trabajado con pulso de relojero y paciencia de grabador gótico, pero asimismo maleado y sorprendido por las variables de una imaginación implacable que juega sin parar con la intervención de lo imprevisto. De él, que es el centro del conflicto, irradia todo. La serie te mete dentro de él.

*La originalidad del motivo que actúa como demolición del sueño americano y de las llamadas sociedades del bienestar.

*La premeditada subversión, y aun supresión, de las figuras morales y los equilibrios éticos compensatorios propios de la narratividad cinematográfica norteamericana.


Luego, evidentemente, habría que añadir a los actores. Esos rostros que se comen la pantalla (por eso se permiten tantos primeros planos) y esas voces que subyugan como en un teatro antiguo.

Volveremos sobre esta serie.
(En el vídeo suena una de las canciones de Br Ba: We are born when we die, del grupo Apollo Sunshine.)