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miércoles, 26 de octubre de 2016

Las brujas de "Macbeth", hoy.



Esta espantosa frase de Shakespeare, con todo su potencial premonitorio y su actualidad en nuestro mundo. 
La vida de los hombres mejora a la vez que su existencia se hace más fea. Curiosa y enorme contradicción. Presente, cada vez más presente, la frase de esas brujas malditas... (sin duda, he tenido un día difícil):

"Lo hermoso es feo y lo feo hermoso. Revoloteemos por entre la niebla y el aire impuro."

sábado, 15 de octubre de 2016

Contra el racismo indigenista



Como ha habido estos días muchas declaraciones y gestos grotescos en contra del descubrimiento y la colonización del continente americano, sólo quisiera recordar a todos aquellos que creen que el pasado es una alfombra por donde pasear y exhibir la propia ignorancia en forma de consigna ideológica que España ha sido el único imperio, en toda la historia del colonialismo (o sea, en toda la Historia), en que los responsables de la conquista reunieron a críticos, juristas, teólogos, filósofos y teóricos diversos para debatir y aclarar en numerosas, largas y complejas sesiones -de las cuales salieron estudios y leyes importantísimas para las relaciones internacionales- la fundamentación jurídica y moral de ese enorme acontecimiento.

Vaya esto sobre todo para esos ‘indigenistas’ de salón que quisieran, con su inconsciente racismo, mantener a los indios en un estado “virgen”, o sea, de superstición y atraso.

martes, 11 de octubre de 2016

12 de Octubre. Hispanidad. (Gustavo Bueno VIII.)



Según clasificación del materialismo filosófico de Gustavo Bueno, la España del s. XIX da al mundo un segundo género de izquierda (corriente política inmediatamente posterior al primer género, que es la izquierda revolucionaria francesa -propiamente la jacobina, también la de El Terror-).
Este segundo género es lo que se conoce como la izquierda liberal (la genuina izquierda liberal), formada a partir del funcionamiento de las Cortes de Cádiz y su Constitución (1812).
Hoy día, en que tanta izquierda acomplejada apenas se atreve a mencionar el nombre de España o de Hispanidad, deberían recordarse algunos de los primeros artículos de aquella Carta Magna:

“Capítulo I
Artículo 1. La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios.
Artículo 2. La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona.
Artículo 3. La soberanía reside esencialmente en la Nación.

Capítulo II
Artículo 5. Primero. Son españoles todos los hombres libres nacidos y avecindados en los dominios de las Españas, y los hijos de éstos.”

La Hispanidad, en todo su proceso histórico y su complejidad iba mucho más allá de una constitución, como es natural, pero según aquella lejana constitución la soberanía la debían ostentar los ciudadanos de todos los países hispanos con la metrópoli. Por ahí se definía también la hispanidad de una manera positiva.

Las cosas se han ido tanto de madre que ahora es considerado un avance en los derechos políticos que hasta el pueblo más diminuto se quiera segregar de sus vecinos. División, separación, disolución han adquirido carta de naturaleza principalmente entre una autodenominada izquierda dispuesta a defender cualquier ‘derecho’ aldeano sin darse cuenta de que, a la vez, lo que está atacando es la soberanía de todos y cada uno de los ciudadanos. (¿Podríamos llamarla izquierda ‘disolutiva’ alumbrando una nueva generación de izquierda?)

En fin, ya no existe esa hispanidad política, pero, por no salirnos del marco de occidente, cabe imaginar lo que podía haber sido frente a, por un lado, el expansionismo anglosajón norteamericano y, por otro, la inestable biocenosis europea de las normas burocráticas y las exigencias financieras. Y no me refiero a nada ideal, ni mucho menos, sino acaso a una efectiva comunidad global alternativa. 


sábado, 8 de octubre de 2016

Glenn Gould en el país de los soviets

Este documental muestra lo importante que fue la visita de Glenn Gould a la URSS; un pianista que prácticamente nadie conocía detrás del Telón de Acero antes de su llegada.

Era curioso el interés de Gould por lo que él mismo llamaba “energía creativa del alma rusa a pesar de la absurda censura artística”, pero al parecer lo que necesitaban los vigilados creadores soviéticos era la insuperable potencia con la que interpretaba Gould a Bach o su apasionada visión de los autores de la contemporánea escuela de Viena para destaponar ese alma y liberarla un poco más de sus miedos. 

Una de las autoridades del Conservatorio de San Petersburgo, testigo directo de uno de sus conciertos afirma: “modificó nuestro espíritu y nuestra consciencia de la música”.

Según todo lo que cuenta el documental, podríamos decir que Gould fue el hombre que, en tan solo unos días, gracias a su genio, autenticidad, sinceridad, entrega y total falta de afectación empezó a cambiar la estética musical en el país de los soviets.

La figura de Gould sigue creciendo en el tiempo.