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martes, 31 de diciembre de 2013

Feliz año con Gran Estilo brut barroco


Como regalo a los amigos que aquí están y que por aquí pasan, diremos adiós al año con uno de los momentos cumbres del final del Barroco. Un Gran Estilo despidiendo una era.
El Larguetto affetuoso del Concerto Grosso op. 6 nº 4 de Haendel.
Música amplia, viril y distinguida donde las haya. Música para una fiesta de verdad, como las de aquel pasado vehemente y excesivo.
¡El amor de los contrarios; esas falsas apoyaturas de efecto descendente mientras el movimiento melódico asciende hacia las cúpulas doradas de los palacios… la menor, do mayor! ¡Oh, grandeza; oh, hermosura; oh, ambición! Porque no… no… Como dijo el poeta: ¡No tenemos sed de agua ni hambre de pan, sino hambre de oro y sed de champán!
Feliz año, amigos:

domingo, 29 de diciembre de 2013

Prestar oídos



Hoy domingo me estaba convenciendo de que no ir a ver a mis padres la noche de fin de año, que pasarán solos, no suponía nada para ellos porque están ya muy mayores y olvidadizos, y prefieren obviar estas celebraciones más fiesteras que familiares; que, además, ellos mismos han afirmado reiteradamente que no les importa y que si patatín y patatán… Y de repente, sí, de repente, se me han venido a los ojos unos versículos del Eclesiástico, primera lectura bíblica de la fiesta de la Sagrada Familia que es hoy:

“(…) Hijo, cuida de tu padre en su vejez, y en su vida no le causes tristeza.
Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no le desprecies en la plenitud de tu vigor.
Pues el servicio hecho al padre no quedará en el olvido (…)”  

Pasaré, paciente y feliz, la Nochevieja con mis padres.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Navidad, óxido y melancolía.


En otro post recordaba que a nuestro querido Schnittke se le “oxidaban” los acordes apenas escritos en el papel pautado.
Aquí, las disonancias semitonales empiezan a arruinar la célebre canción navideña a partir del segundo 46.
El alcohol, el tabaco, el cansancio y el sueño pasan factura en la Nochebuena. También los fantasmas de la melancolía y el recuerdo:


En el final de la muy navideña Dublineses, el recuerdo y la melancolía, la nieve y el silencio lo son todo; pero aquí, tras el inesperado y amargo descubrimiento del desamor y la soledad sobreviene una soberana comprensión del destino: 
                                  
                                     


martes, 24 de diciembre de 2013

Nochebuena

La belleza agreste del medievo.
Sólo en aquellas épocas (inseguras, las llaman) lograban del valor de la ingenuidad algo tan sólido y convincente:





lunes, 23 de diciembre de 2013

Tiempo de Navidad. ¡Comamos y bebamos!



Tenemos una idea muy asentada según la cual la Navidad (fiesta del nacimiento de Nuestro Señor) es un momento de excesos, especialmente durante esos eventos familiares tan señalados en los que comemos y bebemos sin tino.
Y la mala conciencia, sin duda extendida en el mundo occidental, no llega tanto por la parte de los 'castigos' que infligimos al cuerpo, con sus inevitables malestares físicos, sino más bien por la vieja imaginación cristiana que nos coloca de forma automática frente a la visión de un Cristo austero, de severidad básicamente pobrista, comiendo chuscos de pan y bebiendo agua de los caños.
Pero abstención y ayuno eran más bien prácticas habituales de numerosas sectas y grupos de la época de Cristo, entre ellos, claro, los fariseos, y no tanto del supuesto fundador y líder del Cristianismo ni de sus bullangueros seguidores.
Por eso, es muy pertinente recordar ahora cómo llaman a Jesús los muy formales fariseos y los admiradores de Juan el Bautista según nos cuentan los evangelistas Mateo y Lucas; nada menos que:
                        “φάγος καὶ οινοπότης” (‘fágos kaí oinopótes’)
Lo cual significa, literalmente, “comilón y bebedor de vino”. Sí, exactamente eso que les provoca mala conciencia cristiana en estas fechas… a los que no han leído con atención los Evangelios.
Si el Mesías y sus seguidores fueron acusados de los típicos excesos que nos fustigan desde un equivocado imaginario pobrista cristiano, ¿quiénes somos nosotros, infelices mortales del orbe neotestamentario, para envanecernos y creer que debemos tener mala conciencia por comer y beber en estas fechas?
Ayúdense a sí mismos, pues. Coman y beban sin remordimientos durante estas fiestas… a imitación de Cristo.
(En la imagen: Las bodas de Caná, de Veronés.)

domingo, 22 de diciembre de 2013

Elche, capital mundial del Boxeo.



El boxeador ilicitano Kiko La Sensación Martínez se hizo de nuevo con el cinturón mundial súper gallo en versión de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) tras derrotar por nocaut en el noveno asalto al sudafricano Jeffrey Mathebula.

La Sensación Martínez demostró estar en su mejor momento de forma con un boxeo de ataque que más que desgastar a sus oponentes los demuele en la distancia corta con un repertorio de puños completo y de una potencia verdaderamente intimidatoria. Mathebula reaccionó en el quinto, pero sólo sirvió para que Martínez se tomara un pequeño descanso durante los dos asaltos siguientes y volviera a imponer su castigo en el octavo hasta que, ya en el noveno, un gancho certero cargado de cloroformo acabó con el aspirante en la lona.

A pesar de que la extraordinaria velada se celebró en Elche (21-XII-2013), ciudad natal del campeón, ninguna televisión del país tuvo la decencia de retransmitirla. Ya se sabe que aquí han decidido borrar todo lo que no sea la cursi, reiterativa e impostada gazmoñería multimillonaria futbolera. 

martes, 17 de diciembre de 2013

Gómezdaviliana (X)


Con un estilo suavemente humorístico concentrado hasta el extremo, consigue caracterizar el dogma marxista prestigiando de paso el sentido del mito bíblico:

"A la inversa del arcángel bíblico, los arcángeles marxistas impiden que el hombre se evada de sus paraísos."

jueves, 12 de diciembre de 2013

La historia real de "Tiburón"


Hay una escena particularmente excepcional en la película Tiburón.
El jefe de policía, el joven oceanógrafo y el curtido cazatiburones se encuentran en el interior del viejo pesquero con el que persiguen a la temible bestia marina. Han cenado y han bebido, e inician, apenas sin pretenderlo, una típica relación de camaradería masculina inexistente hasta entonces.
El capitán y el científico empiezan a mostrar las huellas de heridas diversas y cicatrices causadas por tiburones. Bromean y por primera vez se ríen a gusto. De pronto, el 'jefe' y el investigador se percatan de un tatuaje que tiene el capitán en el brazo y la escena se ensombrece: es un tatuaje del USS Indianápolis, el barco que transportó el uranio-235 que sirvió para armar las bombas de Hiroshima y Nagasaky. Finalizada esa siniestra misión, el Indianápolis se dirigió hacia las Filipinas, pero fue interceptado y hundido por un submarino japonés cerca del golfo de Leyte.
Ahí comienza la escalofriante historia del capitán Quint (Robert Shaw). Un episodio que ocurrió de verdad. Otro pliegue de la intrahistoria eclipsado por la historia oficial.
Con qué maestría lo introduce Spielberg para dar calado dramático y dimensión universal a su fantasía.
De hecho, lo que hace es subvertir la relación habitual entre realidad y ficción de la narrativa: no parte de un hecho real para inventar sobre él, sino que a mitad de la película, que es pura invención, coloca el peso de una realidad histórica; prístina, diáfana, perfilada... Las palabras de Quint superan la espectacular ficción en la que estábamos metidos y nos cambian el paso.
El capitán cuenta lo ocurrido como un secreto ominoso grabado como una pesadilla en lo más profundo de su alma. En ese momento se acerca a los misterios insondables de otro capitán de novela, Ahab. 
El efecto es sensacional.  


martes, 3 de diciembre de 2013

Procesión universal



Que cambien las severidades de las viejas procesiones es algo que no deja de ser extraño, pero que casi cualquiera puede aceptar. Ahora bien, que esos cambios nos lleven a momentos de disparatada y calenturienta chocarrería como éste del vídeo es una cosa que nadie hubiera podido imaginar.

La comprensión universal de la Iglesia Católica supera hasta las más enfebrecidas visiones distópicas y permite que en una aldea gallega acompañen solemnemente al santo de palo, al mosén y a las beatas del lugar unos destemplados acordes del himno de la CNT (¡A las barricadas!) y, ¡atención, porque si creían que habíamos llegado al límite de lo paranormal es que no saben nada del mundo!, también la música de la serie… El coche fantástico!!
No, no nos engañemos, insisto, ni los aperturistas antiliturgia más cachondos y cañís del Concilio Vaticano II hubieran podido con una cosa como ésta.

El señor cura, tan impertérrito como la sagrada imagen se detiene antes de entrar otra vez en la ermita para despedir a la cochambrosa y simpática banda… Lo que no sabremos nunca es si su dulce mirada está diciendo algo así como… “Gracias, zagales, por la colaboración …” o más bien… “Ya os pillaré, ya, joputas!”.
Sea lo que sea, hay que reconocer que nuestra inefable y amorosa iglesia nunca dejará de sorprendernos.



sábado, 30 de noviembre de 2013

El McCarthy irredento



El huidizo Cormac McCarthy (sólo ha concedido una entrevista audiovisual en toda su vida por exigencias del premio Pulitzer) se está convirtiendo en uno de los escritores más cinematográficos del momento. Ya tiene seis adaptaciones al cine muy afortunadas en cuanto a éxito de público y reconocimiento de la crítica (Todos los hermosos caballos, No es país para viejos, La carretera, The Sunset Limited, El consejero e Hijo de Dios; la cuarta es una obra de teatro, la quinta un guión encargado y la última aún no se ha presentado en pantallas comerciales). Su épica de la violencia es tan intensa y evocadora que habría que ser un piernas para no hacer una película interesante con sus obras (algunos han estado cerca, y no me refiero a las dos últimas mencionadas porque no las he visto). Está claro que hoy es el escritor que todos los cineastas desean adaptar.

Pero hay una novela que se resiste. Y es su gran novela: Meridiano de sangre (Blood meridian), el gran western de la devastación. Todos los directores que lo han intentado en los últimos años han desistido, entre ellos un virtuoso de la imagen y amante de los desafíos cinematográficos como Ridley Scott.

Meridiano de sangre, que es tenida por Harold Bloom como la obra maestra apocalíptica de Estados Unidos, se resiste a una adaptación cinematográfica igual que se resiste una obra como La Ilíada, pero seguramente no tanto por la cruda exaltación de una omnipresente violencia, como en el clásico homérico, sino acaso por la combinación de   apremiantes descripciones con grandilocuentes visiones poéticas de funesto carácter profético. A menudo funde unas con otras. Entonces la barroca amalgama actúa como un magnético misterio en la mente del lector y es intrasmisible a imágenes concretas. Un ejemplo de lo primero, descripciones, y lo segundo, descripciones y visiones funestas (en la traducción de Luis Murillo Fort):

*“Glanton ordenó matar una cabra, cosa que hicieron en el corral mientras los caballos temblaban de espanto, y al resplandor de las llamas los hombres procedieron a asar la carne y la comieron con sus cuchillos y se limpiaron los dedos en el pelo y se echaron a dormir en la tierra quebrantada” 

*“Cruzando en plena noche aquellos áridos escollos de grava se los veía inverosímiles y privados de sustancia. Una conjetura que se presiente en la oscuridad. (…) Pues aunque todos y cada uno de ellos eran distintos entre sí, conjuntamente formaban una cosa que no existía antes y había en aquella alma comunitaria vacíos apenas concebibles, como esas regiones dejadas en blanco de los mapas antiguos en donde habitan monstruos y donde no hay del mundo conocido otra cosa que vientos conjeturales.”

Poderoso. Pues bien, el gran mérito de la novela es que mantiene este aliento durante cuatrocientas páginas. Y lo mantiene creando un mundo de extrañeza tal que, además, no nos permite ni por un instante la más mínima empatía con ninguno de los personajes del relato. ¿Cómo va nadie a arriesgarse a adaptar al cine algo así sin pervertir o perder del todo la naturaleza de la escritura?
Meridano de sangre es una obra maestra porque se atreve a especular sobre los rincones más siniestros de la Creación sugestionando al lector sobre lo que sería el mundo transmutado en infierno en un lugar y en un momento determinados.
Naturalmente, fracasa en el intento.
Pero ese fracaso es una literatura aterradoramente esplendorosa.

martes, 26 de noviembre de 2013

Pintura abstracta



El otro día estuve otra vez en un célebre museo de pintura abstracta.
Ya hace tiempo que uno no siente perplejidad ante ese tipo de cuadros. Pero lo que no deja de crecer es el tedio. Un profundo aburrimiento le invade al visitante casi desde la primera tela a pesar de la buena voluntad. Es casi el mismo aburrimiento que sintió cuando la primera vez, pero ya sin disimulo. Ni el argumento decorativo sirve. Bellos colores, sí.

El problema de la mayoría de los pintores abstractos no es su pretensión plástica o sus supuestas excrecencias conceptuales, casi siempre intransmitibles por ser su arte -por mucho que hablen de objetividad desnuda- pura logorrea muda, sino que se trata, más bien, de una oceánica falta de imaginación.
Una reverberación lumínica, una sutileza cromática… ¡Bah!
Lo que aquí ocurre es una enigmática (y sistemática) dedicación a obviar la realidad al tiempo que se pide contemplación (acto que se frustra en la triste anécdota de una materia, de un color, como mucho de esa reverberación, de esa sutileza de la que hablábamos…). Y detrás de todo ello palpita una pretensión de conjurar lo real a base de irrealidad, lo cual supone, por otra parte, la dramática contradicción de la pintura abstracta.
Lo que pretende ser una presencia no es más que un rodeo perdido, lo que quiere comunicar acaso espiritualidad no dice más que huida de las formas, el peor de los pecados para un artista verdaderamente espiritual. Recordemos la pertinaz evidencia figurativa de los clásicos y antiguos.
El misterio de ese contradeseo y carácter de renuncia habita en la naturaleza del hombre y es enemigo de la pujanza saludable del mundo.
Sin embargo, también forma parte del arte.
Es posible que a todos nos aceche. Incluso que nos llegue a poseer algún día. Y que a todos nos devore. 
(Joder!, no puedo dejar de mirar ese Rothko.)

martes, 19 de noviembre de 2013

Gómezdaviliana (IX)



Sobre el cabal entendimiento de nuestras ideas:

“Expresar ideas es fácil, pero es casi imposible comunicar el contexto que las hace inteligibles.
Quien no comparta nuestras experiencias se engaña creyendo entenderlas.”

                                                                          .…..

Como es de bien nacido ser agradecido, hoy celebramos el ‘centenario’ de un fuego amigo, de un seguidor de CyR, el del blog http://wilbpack.wordpress.com/ .
Se llama Bajo el agostadero, pues al parecer tenía intención de ser sólo ave de verano. Pero sigue, con pulcra prosa y a un ritmo de ataque troyano, levantando acta topográfica de sus recuerdos y sus ahoras. 

sábado, 16 de noviembre de 2013

"Los enemigos del comercio"




Hay que celebrar la salida del segundo tomo (al final serán tres) de Los enemigos del comercio, de Antonio Escohotado.
¿Por qué? Porque hay muy pocos estudios de autores formados principalmente en el campo de la filosofía que traten de una manera tan intensa y extensa la historia de la economía occidental.
Cierto que Escohotado es un converso (así como antes su muletilla favorita era “conocimiento y prudencia”, referida a las drogas, ahora no para de decir “antes yo era más rojo que la muleta de un torero”); un converso del colectivismo revolucionario al mercado libre que reconoce que el estudio de la materia -de momento ha dedicado catorce años ininterrumpidos de trabajo a esta monumental obra- le ha permitido despojarse de prejuicios, errores, lugares comunes e ignorancias que acarreaba casi inconscientemente desde joven.
Es, pues, un denodado estudio (serán más de dos mil páginas), vívido y catártico, que le ha transformado y le ha permitido trazar (presumo, porque aún no he leído la obra, aunque la he ojeado) un panorama histórico excepcional en el que cualquier lector que se acerque se verá sorprendido por luces insólitas sobre rincones oscuros demasiado abandonados por la historiografía y la crítica, así como por un relato en el que la coherencia interpretativa es capaz de conectar con apasionada lucidez épocas y hechos aparentemente dispares. 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Cien

Esta entrada número 100 quiere celebrar el blog Candeales y rubiones por todo lo alto con una marcha militar alla turca de Beethoven (pertenece a la música incidental de Las Ruinas de Atenas y está tomada del tema inicial de las variaciones op. 76).

Nunca una marcha fue tan orgullosamente marcial. Y nunca una marcha ha sido tan delatora del genio y el carácter de un compositor.

Por los 100 artículos y por los cientos que vendrán. Y no digo nada más. ¡Que suene la marcha!:




sábado, 9 de noviembre de 2013

Grandeza. F.J. Haydn (I).


Si, como dijo Thomas Mann en su Doctor Faustus por boca de Adrian Leverkühn, el Clasicismo musical es grandeza, F.J. Haydn sería el representante más puro de esa grandeza. Digo “puro” entendiendo el concepto no como la perfección satisfecha, sino más bien como una energía particular que ha conseguido un estado de exposición exacta. La música de Haydn es el estado de esa energía mostrando claridad de ideas y profundo orden interno. Ningún otro compositor, aparte de Bach a su manera, ha revelado nunca ese tipo de compromiso formal.

La compleja mente de Haydn se ve obligada a ejercer un constante control sobre la expresión para que en ningún instante se pierda, por exceso, esa fabulosa energía de la que es capaz. Despojamiento.
Su orden geométrico y su simetría (muchas veces alterada por mor de la diversión) se desenvuelven con tal necesidad armónica, contrapuntística e instrumental (las sonoridades y tejidos tímbricos son absolutamente únicos hasta hoy) que sin que nos demos cuenta nos llevan en volandas sobre suaves andantes de ritmos pulsátiles a extremos emocionales inesperados.
Y tal llega a ser su objetividad que podríamos decir, siguiendo a Stravinsky, que es el músico del tiempo ontológico real, esto es, que su música permanece, se desarrolla y quiere encajarse en lo estable del ‘tiempo auténtico’. El tiempo de una inteligencia reflexiva que busca sus límites en la transparencia del aquí y ahora.

A menudo se ponía a prueba comprobando las posibilidades de realización de un material sonoro casi siempre encantador, pero selectivamente parco, ingenuo, evidente, a veces pobre. Su energía no necesitaba más. Y ese material lo desarrolla y combina entre la seriedad y la ironía, facultad que le distancia del ‘yo’ creador mediante un sutil juego de alusiones, hasta que decide llegar, quizás por un momento y no de forma definitiva (con Haydn ‘nunca se sabe’), a un estado de franqueza paralelo al tañido de una campana en un amanecer de primavera. Es ahí cuando el discurso del yo creador se encuentra con la objetividad.
Es una gracia poco común en un compositor. Tal vez por eso la extrañeza o distancia que puede provocar su música. De hecho, nunca seduce con artimañas, nunca adula al oyente o le pone las cosas fáciles; sólo le invita a entrar en su juego. Un juego musical para adultos serios con ganas de divertirse.

Un pequeño ejemplo de su sabiduría, entre otros cientos, se puede encontrar en este tercer movimiento (Adagio cantabile) en mi bemol mayor de la Sinfonía nº 68 en si bemol mayor.
Aquí, el efecto reloj tan haydiniano del acompañamiento, capricho obsesivo que estalla en intervalos irregulares, se acaba fundiendo con una melodía de los violines que empieza insinuándose irónica y sutil y se libera luego como expansión áulica de innegable nobleza. El adagio entonces se transforma en un andante irresistible hasta que vuelve al primer tema transfigurado para llevarnos otra vez al bello tutti. El finale-presto en 2/4, danza campesina despachada con un brío percutivo casi brutal entre el rondó y la variación, nos depara una humorada final absolutamente deliciosa.
La naturalidad y espontánea vitalidad que transmite esta música es resultado de un complejo, constante y esforzado decantamiento compositivo que dio, al fin, con ese ‘estilo’ que definíamos antes como grandeza. 


martes, 5 de noviembre de 2013

¿Pesimismo?



Como me han dicho que mis últimos posts son un poco negros y que últimamente se percibe una tendencia al “pesimismo” en el Blog (cosa que no creo), dejo esta paradójica y admirable frase del pensador antiutópico Roger Scruton que resume algo su pesimismo razonable y práctico:

“El mundo es, de hecho, un lugar mucho mejor de lo que están dispuestos a admitir los optimistas: por eso el pesimismo es tan necesario”

Pues eso. 
Señor, sálvanos de las veleidades de los optimistas mediante un alegre pesimismo.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Triunfos, derrotas y muerte.



En combate celebrado en el Madison Square Garden de Nueva York, el kazajo Gennadi Golovkin venció por KO técnico en el VIII asalto al norteamericano Curtis Stevens reteniendo así el cinturón del peso medio de la WBA y la IBO.

El boxeador asiático, que pasó a Alemania y posteriormente a California para prepararse con el mítico entrenador mejicano Abel Sánchez (ojo al unamuniano nombre), es uno de los púgiles más temidos por los consagrados. Su gran envergadura, sus terribles ganchos y sus estudiadas estrategias de ahogo mediante una presión progresiva a lo largo de todo el combate le han llevado a lo más alto sin la pérdida de un encuentro desde 2006. Hasta ahora, la seguridad que ha demostrado sobre el ring es, desde luego, poco común.

Ya en el segundo asalto, un gancho zurdo sentó en la lona al fornido y agresivo Stevens, que reaccionó bastante bien en los tres siguientes asaltos; no obstante, el acoso técnico, con dosificadas combinaciones de golpes a la cara y al cuerpo del joven campeón kazajo, acabó por demoler el físico y las aspiraciones del luchador negro.
                                                                        *********


Por otra parte, hay que recordar la cómoda victoria por puntos del estadounidense Bernard Hopkins frente al alemán Karo Murat en la categoría de semipesados para la Federación Internacional de Boxeo (27-X-2013, en Atlantic City). Y lo que merece la pena recordar es que Hopkins está a punto de cumplir 49 años de edad y que no piensa retirarse.
Para algunos, el esfuerzo físico, la disciplina, la mentalidad luchadora y el coraje permanecen intactos a lo largo de los años.
Del deporte más duro y peligroso pueden surgir los deportistas más longevos.
                                                                        *********


Pero la otra cara, la cara más fatal de esta denodada práctica nos la mostró la muerte del joven mexicano Francisco Leal en un hospital de San Diego después del combate contra Raúl Hirales (25-X-2013). Fue noqueado en el VIII asalto y ya no se recuperó. Permaneció tres días en coma.
Se especuló y polemizó sobre su estado de salud previo y también sobre la deficiente atención médica recibida después de la caída.
Sea como fuere, no hay que olvidar que estas tragedias, aun muy raramente, pueden ocurrir en este hermoso y terrible deporte. Y los boxeadores lo saben.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Día de los Muertos. Cristóbal de Morales.


“Circumdederunt me gemitus mortis.
Dolores inferni circumdederunt me.”

Esta breve antífona de maitines del Oficio de Difuntos del ritual gregoriano, “Circumdederunt me”, con letra escogida del Salmo XVII, es tranformada por Cristóbal de Morales en el memento más incontestablemente perfecto de toda la historia de la música polifónica.

El juego de ecos y divergencias de las voces en un contrapunto que aparenta fusión constante, el estático y solemne discurrir de cada timbre falsamente canonizado con los otros, el exactísimo empleo de las bordaduras, la pujante y elegante tensión del ámbito armónico… ofrecen una plenitud expresiva que elevan a esta breve obra a cifra y epítome de todo el arte polifónico sacro.

Hay que oírla una y otra vez. Una y otra vez.

No hay mejor y más serio regalo para la noche del Día de los Muertos.

“Me envolvieron los lamentos de la muerte.
Los dolores del infierno me cercaron.”

                                   
Debería cerrar el Blog con esto.

martes, 29 de octubre de 2013

La lección de Arístides



Plutarco, en el libro dedicado a Arístides de sus Vidas paralelas, llamó al ostracismo “consuelo de la envidia”.

Eso es lo que parece que ocurrió con este estratego y político ateniense apodado El Justo.
 Sobrepasar un nivel por encima de la media humana general, lo que llamaban ‘hybris’, era mal soportado por los  griegos, pues creían que podía provocar la ira de los dioses.

Y así era. Durante mucho tiempo no se enviaron al ostracismo a los injustos, ladrones o incompetentes, sino a los destacados en exceso, para que su fama no oscureciera en demasía a los otros y provocara desgracias llegadas del cielo.

Pues el caso es que se cuenta que Arístides, descrito por Herodoto en su VIII libro de historia como “el mejor y más justo hombre de los que hubo en Atenas”, cuando la votación para ver si se le desterraba de la ciudad, se encontró con un hombre que no sabía escribir bien, el cual pidió al político si le hacía el favor de escribir en el ostrakon (trozo de vasija donde marcaban el voto) el nombre de Arístides. Éste le preguntó si ‘ése’ le había hecho algo, y el iletrado respondió: “no, ni siquiera sé quién es, pero estoy harto de oír que le llamen siempre el Justo”. Entonces, Arístides, sin dudarlo, escribió su propio nombre en la cerámica.

Este tipo de corrección, esta ejemplarizante lección de humildad y de justicia aun contra uno mismo es lo que hoy deberían aprender ciertos servidores públicos sólo interesados en proteger sus privados culos. 

sábado, 26 de octubre de 2013

El fariseo y el publicano



La última lectura de este domingo (Lc 18: 9-14) nos retrata la soberbia, y más un tipo de soberbia, la soberbia religiosa, que es seguramente la peor de las soberbias y tal vez fuera el principal enemigo de Cristo.
Para ello, en una breve y aparentemente diáfana parábola, se enfrenta la clase social más respetada con la más rechazada de su tiempo; se pone en paralelo un fariseo y un publicano.

Los fariseos, los 'intérpretes' o 'separados' (en los sentidos originales del arameo perissaya y del hebreo perussim), eran esencialmente el ejemplo religioso a seguir por su celo y su pureza en el cumplimiento y el culto de la Torah, o sea, de la Ley.
Los publicanos (publicani o 'recaudadores públicos') eran los cobradores de impuestos que trabajaban para la administración romana, y eran generalmente despreciados por el pueblo.

El nervio de la parábola está en la exaltación que hace el fariseo de sí mismo con respecto a los demás para elevarse y justificarse mientras está orando. El publicano, por el contrario, medio retirado en un rincón del templo, acepta humildemente sus faltas y pide misericordia. Cristo acaba la parábola diciendo: “Todo el que se exalta será humillado y el que se humilla será exaltado”.

La posible disonancia de los versículos está en que se rebaja a un hombre que es correcto. No hay ni una falta en el fariseo… ni una falta formal. Todo lo que hace es adecuado, necesario y justo. ¿No existe, pues, algo de arbitrariedad en la sanción de Cristo? Sí, lo parece. Como en muchas parábolas, surge la paradoja.

Pero el mal del fariseo, como el de cualquiera de nosotros, está en ‘creérselo demasiado’, o creérselo siquiera un poco, y en hacerse él mismo centro de su creencia.
Cuando el comportamiento religioso se hace consciente de sí mismo corre el peligro de envanecerse y transformarse en gesto muerto, que es lo normal entre una gran parte de la gente religiosa y de la misma Iglesia. La religión exige demasiado. El Cristianismo exige demasiado. Quedarse a medias es lo normal entre creyentes. Es eso del mostrar pero no sentir y del decir pero no hacer.

Los sutilísimos equilibrios del Cristianismo a partir de sus fórmulas públicas y sus sencillos relatos evangélicos nos pueden meter en peripecias personales muy complejas.