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lunes, 27 de marzo de 2017

Mudanzas




Uno de los peores dolores de cualquier mudanza es que unos desconocidos manoseen cosas, un montón de cosas, que para ellos no significan nada, pero que para ti están impregnadas de vida y sentido… Y, encima, tengas que pagarles. Mucho. Demasiado.
Lo sé. Estamos en el lado rico del mundo, pero: Señor, Señor... si pudieras librarnos de las mudanzas por siempre.

martes, 21 de marzo de 2017

In trutina mentis dubia...

In trutina mentis dubia
Fluctuant contraria
Lascivus amor et pudicitia
(…)

Uno de los más delicados cantos al yugo del amor.
Una joya escondida dentro de una obra archiconocida.
La estilización de Orff de los cantos goliárdicos alcanza en este momento de recogimiento su valor lírico más alto.
Esto es feminismo libre, señoras. 




domingo, 19 de marzo de 2017

Golovkin vs Daniel Jacobs



Un gran combate ayer en el MSG de Nueva York entre Golovkin y el norteamericano Daniel Jacobs por la corona general de los pesos medios.
Lo que demostró la pasada noche el luchador de NY es que Golovkin no es la fuerza intratable que parecía. El negro estuvo valiente, entregado, peleador, diverso en sus registros e improvisador en sus ritmos, lo que, por otra parte, no es siempre suficiente para asegurarse la victoria ante una fiera tan bien preparada como el kazajo.
Bien, Golovkin, muy a pesar suyo, ganó por puntos -sólo por puntos-  haciendo gala de su técnica y de su excepcional preparación física, pero Jacobs podía haber ganado si hubiera sido un poco más precavido y reservón en los primeros episodios. Pero es un guerrero. Gracias. En fin, dos grandes boxeadores que dignifican el noble arte.
Seguimos esperando el Golovkin contra Canelo Álvarez.






sábado, 18 de marzo de 2017

Catalanismo españolista




Después de un montón de años de investigación y reflexión, el historiador Joan Lluís Marfany, profesor en Inglaterra, documenta en el extenso libro Nacionalisme espanyol i catalanitat lo que ya se sabía quizás con menos volumen de pruebas menudas concretas: que el nacionalismo español contemporáneo es una fabricación catalana para justificar el proteccionismo de los diferentes gobiernos de España a una industria (básicamente, el célebre textil catalán) incapaz de competir en igualdad de condiciones con otras europeas.
Ése fue un fenómeno de segunda fase en la fabricación del nacionalismo español. La primera fase la habían encabezado también catalanes después de la guerra de la independencia contra ‘el francés’, donde se forja una conciencia política nacional cifrada enseguida por la constitución liberal de Cádiz. No olvidemos que fue en Gerona donde por primera vez se enarboló la hasta entonces poco conocida bandera rojigualda, una bandera reciente que era básicamente de la marina (v. en este blog Gerona y la bandera española).

Esta idea, extendida y largamente estudiada ahora por Marfany ya había sido expuesta por otros historiadores, claro, pero uno de los autores que más expresivamente la puso en el candelero fue Gabriel Ferrater en las célebres conferencias -transcritas por su hermano Joan- sobre la obra poética de Carles Riba (La poesia de Carles Riba). Ahí es donde decía (traduzco): “(…) el catalanismo fue un movimiento político de determinados frabricantes catalanes que necesitaban modificar el régimen de aranceles del Estado español para poder competir con ventajas ilícitas con los fabricantes ingleses de tejidos. Como eran unos incompetentes y eran incapaces de fabricar buenos tejidos, si no había protección arancelaria eran incapaces de competir. (…) Incluso para montar un movimiento de protección arancelaria se necesitan motivos nobles y románticos y una aureola espiritual que permita hacer propaganda. Pues bien, los escritores catalanes fueron utilizados para armar esta aureola.” Aquí Ferrater se queda en la fase posterior del montaje, o sea en la regionalista. Marfany, que se ha remontado más en el tiempo, desvela el momento anterior, esto es, el del montaje del nacionalismo español.  

sábado, 11 de marzo de 2017

El hecho trágico



Siguiendo a Rosset:
Ante la brutalidad de la realidad, del hecho trágico inesperado, del azar, aceptar que se trata de la aparición de lo idiosincrático y de lo ininterpretable, por tanto de lo indeseable y lo impensable. Lo más terrible es que, por ello, es insignificante. Y eso no lo podemos asumir. Es enorme, acaso definitivo, pero está exento de significado. Es el reino de la idiotez porque carece de razón. De ahí todos los dobles que imponemos a lo real. Para superar su silencio y su falta de sentido.
Eso no hace del hecho trágico algo objetivamente comprensible, sino, en el mejor de los casos, sólo subjetivamente soportable.

Ahora, lo único que puedo hacer por un amigo es rezar.