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jueves, 28 de abril de 2016

La Roma republicana y sus "logses"



El otro día me saltó a la cara este texto de un edicto de principios del último siglo de la República Romana debido a los censores Dominico Ahenobardo y Licinio Craso contra los rétores latinos, escrito pocos años después de un senadoconsulto que determinaba la expulsión de la ciudad de Roma de esos educadores (el documento fue transmitido muy posteriormente por el escritor y jurista Aulio Gelio):

“Nos ha sido comunicado que existen hombres que han establecido un nuevo género de enseñanza alrededor de los cuales la juventud se reúne en las escuelas; ellos se han dado a sí mismos el nombre de rétores latinos; allí los jóvenes pasan ociosos los días enteros. Nuestros antepasados habían establecido las cosas que querían que sus hijos aprendieran y a qué escuelas querían que aistieran. Estas novedades, que se introducen al margen de la costumbre y la moral de los antepasados, ni las aprobamos ni nos parecen correctas. Por esta razón, nos pareció que debíamos hacer algo para manifestar, tanto a aquellos que tienen esas escuelas, como a aquellos que acostumbran a acudir a ellas, nuestra opinión de que no las aprobamos.”

Esta frase: “Allí los jóvenes pasan ociosos días enteros.”
Salvando todas las distancias que se quiera… si los políticos republicanos romanos pensaban eso de los rétores, o sea, de los oradores y maestros de oratoria (¡nada menos!), ¿qué no deberíamos pensar (y hacer) hoy nosotros con toda la caterva de psicólogos, pedagogos y otros funcionarios que destrozaron la enseñanza con sus “procedimentales” logses y con sus pomposas e inanes jerigonzas?

Si los republicanos romanos levantaran la cabeza y vieran nuestros institutos (y colegios también) verían acaso que sus rétores eran gloria bendita.

martes, 26 de abril de 2016

Poemas al box (VIII)



La gente envejece
                cada día
con sus rutinas y sus obligaciones,
y dice, incluso, que es feliz.

Pero tú,
acelerado por un vendaval que te condena,
quieres saltar de la juventud a la eternidad.
Sin más.
Empujado por la dádiva
que recorre tus venas.
Es algo incontenible.

¿Prolongar la vida?
¿Conservarse?
¿Encontrar la paz?

Esa paz de los muertos
la escupes a la cara.

viernes, 22 de abril de 2016

Cervantes, Galdós y los mezquinos.


Me prometí no hacer más comentarios sobre la miseria nacionalista que invade y tritura Cataluña. Por higiene mental y, un poco, por promesa a una querida y fiel amiga que, a pesar de su inteligencia, está todavía atrapada en el bucle melancólico.
Pero en estos días de celebraciones Cervantinas el amigo Kiowa, empecinado y voraz crítico de su tierra -Dios le guarde-, me recuerda la desidia de  Barcelona para con el genio manco. Es cierto, Cervantes hizo en el Quijote una de las más generosas y bellas descripciones de la ciudad de Barcelona:

“(…) Archivo de la cortesía, albergue de extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única.”

Que el novelista más genial de todos los tiempos escribiera esto no sirve para que los políticos de la capital catalana sean sensiblemente agradecidos y extiendan la figura del autor por la ciudad. No, no. Al contrario. Ocultar, obviar, olvidar. Esta es la miseria del nacionalismo, un resentido sentido de inferioridad que saca pecho para mostrar sus idiosincráticas miserias.
Otro tanto podríamos decir de la relación de Gerona y Pérez Galdós, inmenso escritor que dedicó a esa ciudad uno de sus episodios nacionales. Desde luego, la mejor novela que se haya escrito jamás sobre Gerona. Algo que la desborda. Pues que yo sepa ni una puñetera calle dedicada a don Benito; ni una estatuita.

Si los dos gigantes levantaran la cabeza verían en manos de quién habían caído esos lugares a los que honraron con su talento: enanos mezquinos.   

viernes, 15 de abril de 2016

Cómo destruir ciudades


Nunca votaré a un alcalde que no prohíba la invasión de las aceras por motos de todo tipo conducidas por una variedad interminable de necios, energúmenos y tarados. Una ciudad que no considere inviolable el espacio peatonal es una ciudad que abre la puerta a la barbarie y que,  antes o después, acabará arrasada. Si los responsables municipales no entienden algo tan elemental; si, al menos, no intentan luchar contra esa lacra aun sabiendo que la guerra no se puede ganar, es que son una pandilla de piltrafas nihilistas.
En Barcelona, no sólo aparcan motos en aceras anchas y estrechas, sino que circulan y corren por ellas poniendo en peligro la integridad física de los peatones, acaso -como he comprobado repetidas veces- para evitarse dar la vuelta a la manzana o ahorrarse hacer unos metros de más.
Lo que hace vivible una aglomeración urbana es la educación y el respeto mutuo de sus habitantes. Cuando los hijos de puta campan impunemente a sus anchas es que la cosa está en las últimas; y no importa lo bella que sea una ciudad (que tampoco es el caso de Barcelona).
Nunca puedo votar a un alcalde.

PD Otro día hablamos de las bicicletas; que también.

lunes, 11 de abril de 2016

"Anábasis de Alejandro Magno" (VI)



Alejandro va hacia el sur, camino de Éfeso. Una vez allí vuelve a demostrar su entendimiento práctico de la política pero también su sentido de la justicia:  


“(…) Alcanzó Alejandro Éfeso, donde restableció a los exiliados que anteriormente habían tenido que abandonar la ciudad por su causa; disolvió la oligarquía y restauró la democracia. (…) Los habitantes de Éfeso, al verse libres del miedo a los oligarcas, se dispusieron a ajusticiar a quienes habían llamado a Memnón. (…) Con todo, Alejandro impidió que se siguiera buscando y ejecutando a otros ciudadanos porque sabía que juntamente con los culpables también el populacho ajusticiaría a otros injustamente, a unos por enemistad y a otros por apropiarse de sus bienes en caso de que no se impusiera un límite a tales licencias. Pues bien, si en alguna ocasión obtuvo Alejandro buena reputación fue especialmente ahora, ante los sucesos ocurridos en Éfeso.”

domingo, 10 de abril de 2016

Adiós a Pacquiao

Hoy es un día triste. Manny Pacquiao deja la lucha. Ayer, en su último combate en Las Vegas se impuso a Timothy Bradley por decisión unánime y se proclamó campeón welter de la OMB.

Tributo al gran boxeador: