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domingo, 30 de diciembre de 2012

"Suscepti muneris", hoy.



En la entrada sobre "Iglesia y toros" (ver) hablábamos del Breve papal "Suscepti muneris". En ese documento se pedía, entre otras cosas, que las corridas de toros no se celebraran -ojo- en días festivos.
Imagínense una buena corrida un lunes, un viernes o un sábado laborables, es igual. Imposible. Fiestas de guardar y toros van unidos. La sacralidad es la sacralidad, venga de donde venga, y si va junta, mejor.

Pues bien, ahora se descuelga el arzobispo de Barcelona diciendo que los comercios no deberían abrir los domingos para que las familias celebren unidas el día, etc, etc. Parece que todavía no se ha enterado de que la familia que va de compras unida permanece unida. Pocas cosas ciñen más el círculo familiar que la furia comercial que se desencadena en estas fechas navideñas. ¡Aaay!, a cuántas familias salvaría de esa murria dominical que aísla a los individuos con su bilis melancólica provocadora de irracionales resentimientos un comercio abierto.
Pues eso, que la sacralidad es la sacralidad, y si el domingo hay misa por la mañana y por la tarde compras, mejor que mejor.



lunes, 24 de diciembre de 2012

Natividad. (Gentile da Fabriano.)



Hoy es Nochebuena:





En la parte izquierda de la predela del fastuoso retablo pictórico de La Adoración de los Reyes Magos de Gentile da Fabriano se encuentra una Natividad tan aparentemente pequeña como artísticamente preciosa.

Sí, en principio es una una humilde miniatura de carácter casi primitivo si la comparamos con la pintura principal del retablo, pero la vital imaginación de Gentile hace de la escena uno de los nacimientos más encantadores de la pintura de su época (que ya es decir).

Aparte de la iluminación del fondo superior derecho donde un ángel anuncia a los pastores el acontecimiento, toda la luz surge del niño Jesús en un efecto teatral absolutamente... 'moderno' (y estamos a principios del s. XV). Las vivaces figuras de los animales, la gruta y la casa están dulcemente modeladas por el foco que asciende del suelo, mientras que la Virgen y San José se representan con drapeados contrastados pero con más uniformidad lumínica. El santo, de una concisión estilística maestra, se apoya agachado en un leve y elegante arbolito de estilización románica que ‘tuerce’ su tronco para respetar la curva del nimbo dorado de su cabeza. Vaya delicada convicción la del artista. José es viejo, está cansado y duerme, mientras que su joven esposa se inclina hacia su hijo en un gesto de sagrada adoración y las dos mujeres de rojo se reparten indiferencia y curiosidad por el hecho. Hay un telón de fondo oscuro de montañas (¡en el que se abre la cueva!) y un cielo alto, plano y estrellado.

Refinamiento contenido (detalles de las figuras, vestimentas) y áspera, casi ruda sencillez (escenario general) se combinan de manera deliberada y casi diríamos 'natural' buscando no tanto el aplauso del espectador, sino sólo la sinceridad humilde de tosca gracia y la originalidad con que el pintor ‘ha visto’ el tema y se ha recreado sin complejos en él.
Quizás es una composición rara, pero es coherente y extraordinariamente sensible en la íntima atracción que consigue de un tema tratado habitualmente de manera demasiado lujosa a lo largo de la historia.
Qué precioso e inteligente uso de la libertad formal.



sábado, 22 de diciembre de 2012

BWV 61


Inmenso es el caudal de música que nos ofrecen las cantatas de Bach para el tiempo de Adviento y Navidad entre arias, duetos, coros, corales, ariosos y recitativos.
Es en estos últimos, como es natural, donde menos expectación emotiva se crea, y se pasa por ellos como por una convención narrativa preparatoria del movimiento siguiente.
No obstante, en la cantata BWV 61, escrita para el primer domingo de Adviento, hay un recitativo para bajo absolutamente memorable desde la primera audición, cosa bastante inusual en la producción bachiana.
Se trata del “Siehe, ich stehe vor der Tür und klopfe an (…)” (“Mira, que estoy a la puerta y llamo…”).
Son dos frases muy sencillas tomadas del Apocalipsis de San Juan que dicen:

“Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, yo entraré donde él y cenaré con él y él conmigo”

Es la última de las siete cartas enviadas a las comunidades cristianas, las siete iglesias principales que representaban en aquel momento la Iglesia universal.

Lo que asegura aquí Cristo no es su llegada, sino su presencia y “la cena” o última reunión del día entendida como comunión.
Es una clara anticipación, dentro de una primera cantata de Adviento como es ésta, de lo que va a 'pedir' el Mesías que está a punto de nacer. Es la irrupción inesperada de su propia voz, cabría pensar que intempestiva y casi admonitoria, que sorprende al creyente. Sin embargo, la música de Bach convierte el texto en un momento lleno de dulce serenidad. La voz declama una melodía que está pensada para realzar todas y cada una de las palabras con un sentido dramático milagrosamente sutil porque aúna suavidad y majestad. Bajo la voz se oye, leve, un lento pizzicato de la cuerda que apuntala las palabras en cada tiempo de los diez compases de cuatro por cuatro.
No hay duda de que Bach buscaba algo especial; un efecto de epifanía, tanto más sorprendente por su misteriosa expresividad. Para el que celebra en estas fechas la llegada del Mesías, estos milagrosos escasos diez compases de música (un minuto y poco de reloj) han de ser un símbolo de adoración, han de  revelarse como un sacramento.
Si, además, la interpretación es la de Kart Richter con la voz absolutamente incomparable de Fischer-Dieskau, ya se ha conseguido (la imagen del vídeo no es la apropiada para el tiempo que representa la cantata, evidentemente, pero esta versión es obligada):





jueves, 20 de diciembre de 2012

"Tu Jesús personal"


Ahora que los grandes almacenes y los políticos han adelantado (como siempre) la Navidad, recordemos al que nadie quiere recordar de una manera alternativa y, como diría el tanguista, un poco fané.

Personal Jesus es una canción del grupo pop Depeche Mode editada en 1989 que alcanzó un enorme éxito. 
En principio, la canción se refiere a la capacidad de amor que tenemos para con los demás; de cómo nuestro corazón, cuando es generoso y se entrega, es como un Dios encarnado, como Jesús; así que todos podemos buscar a nuestro "Jesús personal".
No obstante, la canción, con razón, también se recibió como una crítica a las rebajas religiosas de cierto evangelismo contemporáneo y su venta de fe 'vía telefónica'.

La letra:

"TU PROPIO JESÚS PERSONAL.
ALGUIEN QUE OIGA TUS PLEGARIAS,
ALGUIEN QUE SE PREOCUPE.
TU PROPIO JESÚS PERSONAL.
ALGUIEN QUE OIGA TUS PLEGARIAS,
ALGUIEN QUE ESTÉ AHÍ.
TE SIENTES EXTRAÑO
Y ESTÁS SOLO,
CARNE Y HUESO
HACIA EL TELÉFONO,
LEVANTA EL AURICULAR,
YO HARÉ DE TI UN CREYENTE.
QUÉDATE CON EL INSTANTE.
PONME A PRUEBA.
LAS COSAS MÁS OCULTAS
QUE NECESITAS CONFESAR
YO LAS LIBERARÉ.
SABES QUE YO PERDONO.
EXTIENDE Y TOCA LA FE
EXTIENDE Y TOCA LA FE
TU PROPIO JESÚS PERSONAL…"

Aquí la versión sobria y doliente que hizo Johnny Cash de la canción:


Y aquí la canción original de Depeche Mode 'remixada' en un vídeo en el que, mmmm... una encantadora doncella católica es salvada de la muerte milagrosamente por su genuina fe frente a la barbarie fanática de un grupo de puritanos protestantes (je, je...).
(Realmente lo que se ve en este vídeo es lo que pasaría si de verdad tuvieramos una fe pura e inquebrantable, como dijo Kierkegaard, caminaríamos sobre las aguas y flotaríamos en el aire.)
Feliz Navidad








miércoles, 19 de diciembre de 2012

Aficionados a los toros


Vintage. Diversas figuras nacionales y extranjeras en los toros:




El presidente de la Generalitat catalana Lluis Companys, gran aficionado a los toros, recibido en el palco de la Maestranza de Sevilla.

                                    Bergamín y Alberti en la plaza de Las Ventas de Madrid


                                                El Che Guevara en la plaza de Las Ventas

                                   Cocteau, Picasso y Luis Miguel Dominguín en la plaza de Arlés

                                               Hemingway en Las Ventas

                                                Orson Welles en la Maestranza

                                                       Rita Hayworth en la Maestranza


  Charlton Heston en Las Ventas

                                                       Grace de Mónaco en Las Ventas

                                          Yul Brynner (con sombrero) en la plaza de Alicante


                                                       Ava Gardner en la plaza de Bilbao

(...)






Iglesia y toros





Las relaciones de la Iglesia con los toros siempre fueron de tira y afloja.
Cabe pensar que, desde el principio, la Iglesia veía en esas antiguas prácticas un residuo claramente religioso-pagano propio de religiones secundarias y primarias (zoomórficas y numinosas; de la antigüedad histórica y de la prehistoria). Al respecto escribió negativamente San Isidoro de Sevilla. Trató sobre los dioses gentiles y su culto demoníaco (se refería especialmente a los sacrificios cruentos de animales y sobre todo a la muerte de personas en fiestas con toros).
Por el contrario, curiosamente, parece ser que también a principios del s. VII el rey Sisebuto censuró a Eusebio, obispo de Tarragona, su gran afición a los espectáculos taurinos.
Por ello, muy tempranamente encontramos contradicciones referidas a los toros en el seno de la Iglesia.
Luego, al menos desde el s. XI, se sabe de la existencia de juegos con toros en fiestas de bodas (con la doble variante “caballeresca” y “rural”). Entre ellas se documentan, por ejemplo, la de Alfonso VII o la de doña Urraca. Por tanto, la Iglesia española no estaba lejos de esas fiestas que rechazaba o aprobaba (quizás sería más correcto decir que ‘toleraba’) según el gusto particular.

Alfonso X no gustó demasiado de las fiestas de toros aunque tuvo que ver cómo abundaban en su tiempo (s. XIII), y en ocasiones con la evidente participación de religiosos.
La oposición eclesiástica a los toros se hizo notar más a partir de los ss. XV y XVI, tiempo en que se instituyeron prohibiciones sobre la presencia de clérigos en corridas.
El confesor de Isabel la Católica pretendió que saliera una firme prohibición de la real figura, pero ésta, 
sin ser en absoluto aficionada, se negó a tal petición (demostrando, por cierto, más tolerancia que 
ciertos políticos actuales). Lo mismo ocurrió con Felipe II, a quien el embajador cura Sosa propuso 
eliminar toda suerte de práctica taurina, oponiéndose el monarca sin negarse, empero, a discutir el tema 
(cómo olvidar a su padre, Carlos I y V, gran disfrutador de lances de toros).
En fin, que en esas épocas la polémica se extendió hasta que diversos papas echaron ojo al asunto.
Fue Pío V el más beligerante contra los espectáculos taurinos; sencillamente, se le ocurrió prohibirlos (Bula “De Salutis”). Gregorio XIII (inmediato posterior a Pío) aflojó y anuló los castigos apuntados por su predecesor contra seglares (no así contra religiosos). Luego, Sixto V, tuvo una enconada disputa con el Claustro Universitario de Salamanca por su intento de actualizar los castigos de Pío V. En el caso participó, entre otros reconocidos doctos profesores, fray Luis de León (defensor de los toros), el cual redactó un escrito de protesta dirigido a la autoridad vaticana.
Fue Clemente VIII con la Breve “Suscepti muneris” quien logró imponer más prolongado sosiego en la ‘batalla’ al reconocer que las corridas eran práctica festiva fundamental en España y que no había que exagerar en cuanto a su irreligiosidad. Claro, hay que tener en cuenta que incluso se celebraban toros en canonizaciones; sin ir más lejos, en la de Santa Teresa de Jesús se realizó una doble hecatombe (200 toros). Así, desde el mencionado Clemente, las condenas quedaron sólo (y en teoría) para monjes y frailes de órdenes e institutos regulares.

Sea como fuere, religiosos de toda laya continuaron asistiendo a todo tipo de fiestas taurinas. La cosa estaba poco menos que imposible de desarraigar; con decir que en el s. XVIII se alegraban las primeras misas de los sacerdotes con festejos taurinos…

Mucho más tarde no han faltado autoridades religiosas vaticanas contemporáneas que han querido revitalizar la Bula de Pío V, últimamente, además, facilitadas por los escritos de Juan Pablo II sobre los animales (sobre el "alma" de los animales -vaya, por eso se les llama "animales", de anima-), pero lo cierto es que, más o menos, seguimos (seguramente con bastante más indulgencia) parecido que siglos atrás. Y que dure.



martes, 18 de diciembre de 2012

Sensatez creativa



Ya que Google nos recuerda el aniversario del celebérrimo ballet El Cascanueces de Tchaikovsky, dejo aquí una anécdota apócrifa e incorrecta sobre este inequívoco genio ruso.

Se cuenta que cuando Iván N.,  joven admirador del compositor, con el que mantenía largas conversaciones musicales, torpe pero tan aficionado él a la composición como orgulloso de su condición de homosexual, se enteró de que su idolatrado creador también era sospechoso de homosexualidad no paró de darle la brasa sobre las ventajas de unas sensibilidades "como las suyas" a la hora de crear obras "preñadas de fina emoción". Después de mucho tiempo, harto ya el pobre Tchaikovsky del decantado discurso del muchacho, le respondió: "Desengáñate ya Ivanito, que si no sabes modular, por muy maricón que seas no tienes nada que hacer en la composición."

Bueno, recordemos a Tchaikovsky como se merece y escuchemos uno de los "paso a dos" más bellos de la historia del ballet (de El Cascanueces, claro):




Alegría. (Un homenaje a la Ópera en España.)



Vino, música para todos y un bar como Dios manda.
No estamos tan mal.




lunes, 17 de diciembre de 2012

Saber contar. "Centauros del desierto."




Esta breve escena muestra toda la maestría de un director de cine (John Ford). No creo que sea la mejor escena de la película (Centauros del desierto, The searchers), como algunos afirman, pero es suficiente para ilustrar qué es saber contar sólo con imágenes.

El reverendo y ranger de Texas Sam Jonson (Ward Bond) se queda solo en el comedor de la casa de los Edwards mientras acaba su desayuno antes de salir a rastrear el territorio en busca de indios hostiles. De pronto, sin quererlo, contempla cómo en una habitación contigua la señora Martha Edwars acaricia con mimo la capa militar de su cuñado Ethan Edwards (John Wayne), hospedado en la casa familiar después de muchos años desaparecido. El reverendo en seguida deja de mirar y permanece inmóvil con la vista fija y perdida fuera de la pantalla. Aparecen Ethan y Martha, que se despiden con la contenida dulzura de un amor que no pudo (ni puede) ser. Sam, sin mirar, es testigo único del momento.

Lo perfecto de la escena es que hay un testigo imposible de esa intimidad entre los cuñados. Si no estuviera presente el personaje que interpreta Ward Bond, la despedida de Ethan y Martha perdería casi toda la secreta delicadeza íntima y dramática que transmite. Ese personaje interpuesto, quieto, con su mirada lejana, pone en evidencia precisamente todo lo que no sabemos entre los cuñados; todo lo que no se puede ver y ni siquiera se debe contar (en la escena no se articula ni una palabra), pero que en ese mismo instante se condensa en la pantalla gracias a esa figura congelada que nada mira, pero todo ve y… nos hace ver. 
Y no hace falta más. Magistral.





viernes, 14 de diciembre de 2012

Gould sobre Richter


Tras una introducción en la que describe dos tipologías fundamentales de intérpretes, Gould resume en pocas palabras el poder interpretativo de Sviatoslav Richter y la manera de hacer suyas y transfigurar ciertas obras trascendiendo la relación técnico-mecánica con el piano.
Uno de los casos más notables, según el canadiense, era el de la sonata en G mayor D. 894 de Schubert, la que parcialmente ilustra este vídeo.

Las sonatas para piano de Schubert dejaron de interpretarse durante mucho tiempo tras la muerte del compositor. Hasta casi mediados del s. XX no volvieron a interpretarse regularmente. Entre otras consideraciones había un problema de sentido. Conseguir la cohesión precisa para otorgar sentido unitario a las sonatas maduras de Schubert es un problema que sólo los más grandes resuelven. Sviatoslav Richter fue el que dio la lección, hasta ahora, definitiva.
En el vídeo, aun momentáneamente, se observa la lentitud parsimoniosa, premeditada, del ruso y se aprecia ese sonido delicado pero pleno y cargado de reflexiva intención en el que cada acorde se deja resonar y absorbe al siguiente de manera que se despliega, paso a paso, una fascinante perspectiva de significado musical. 







miércoles, 12 de diciembre de 2012

Lo sublime. La delgada línea rosa.



Tiene razón Slavoj Zizek en su apreciación sobre lo sublime y lo ridículo con respecto a la memorable escena musical de la celebrada película Cadena perpetua (The Shawshank redemption; basada en el relato homónimo del friqui de la caravana Stephen King).
El protagonista, Tim Robbins, tiene la oportunidad de que todos los presos oigan música por la megafonía de la siniestra prisión. Escoge para ello un dueto de Las bodas de Fígaro de Mozart en el que la condesa, divertida, dicta a la simpática Susana una nota que desvelará la infidelidad de su marido. O sea, un contenido picante, vanal, gracioso… ¡pero!, con una música absolutamente maravillosa, exquisita en su sencilla perfección, como es propio de los mejores momentos de Mozart.
La clave de la sensación cinematográfica se encuentra precisamente en que los presos, como cuenta la voz en off del narrador (el condenado que interpreta Morgan Freeman), no saben qué están diciendo las dos señoras… “y tal vez mejor que no lo sepan”, puesto que el efecto inmediato es que todos los presos, fascinados por la divina melodía, “se olvidaron por un momento de su condición y se sintieron completamente libres”.

Eso es, los presos están bajo el efecto de lo inefable precisamente porque tiene lugar una suspensión del sentido que los lleva a un misterioso ámbito exento de toda opresión y tiempo. Han sido envueltos por lo inesperado, por una belleza sublime… sin mensaje. Ahí existe una delgada y difuminada línea rosa.

Imaginemos, como nos propone Zizek, la misma escena con música programáticamente elevada y liberadora como por ejemplo el movimiento coral de la novena de Beethoven (donde se canta la hermandad y la libertad de la humanidad)… o el coro de esclavos de Nabucco de Verdi (“Vuela pensamiento en alas doradas...", etc.). El efecto sería también fuerte… ¡pero de una vulgaridad prácticamente cómica!
Es la paradoja la que libera, no el llamamiento directo (y grosero, como sería en esos casos) a la liberación.

No se trata de una fuga ordinaria de la realidad, sino de un momento mágico absoluto. Ahí está su fuerza:




lunes, 10 de diciembre de 2012

La "caverna numinosa". Iglesia de San Juan Bautista de Alarcón. Jesús Mateo. (Gustavo Bueno I.)

   
En el interior de la antigua iglesia desacralizada (200 años sin culto) de San Juan Bautista de Alarcón (Cuenca) se encuentra una de las obras más sorprendentes de la pintura contemporánea mundial. Se trata de los murales realizados por el conquense Jesús Mateo en una superficie de más de 1.500 m2 (entre lienzos de pared y bóvedas).

La iglesia, de imponente rigor herreriano, data del s. XVI. Mateo se enamoró de ella y enseguida inició largas y prolijas negociaciones con la Iglesia para poder decorar su interior. En 1995 empezó el trabajo. Lo acabó siete años más tarde.

Utilizando pintura acrílica sobre una superficie preparada sobre la piedra (esto permite que la pintura le pertenezca a él aunque el edificio siga siendo de la Iglesia), Jesús Mateo consiguió una obra titánica digna de otros tiempos.
La unidad estilística de una obra tan enorme indica el estado de gracia en que se encontraba el artista durante su realización. De entrada, el impacto cromático de sus colores terrosos y cálidos es inevitable. No hay descanso para una visión que se siente invadida y abrumada por tal intensidad. Por otra parte, la combinación de figuras abstractas, formas orgánicas pedestres y sésiles, grafías aparentemente espontáneas, huecos oscuros, manchas, perfiles y rostros se combinan y suceden frenéticamente (no se puede dejar de pensar en Altamira, en los bestiarios medievales, en la colorista pintura románica, en un Bosco agigantado y deformante, mas asimismo en figuraciones nunca vistas hasta la aparición del microscopio), pero sus pautas y ritmos se van asentando y adquiriendo carácter inequívoco a medida que se va contemplando todo el interior. Se podría decir que es una creación que representa un momento de creación (¿de la Creación?). 
Todo este conjuntado caos, toda esta sensación de cinética bullente queda atrapada en el sólido esqueleto de la perfecta estructura arquitectónica. El resultado general es sensacional. "Caverna numinosa" la llamó Gustavo Bueno (otro día volveremos a ello).
Hay que ir a Alarcón.


"El quadern gris." Josep Pla.



                                   
                                    
Se ha publicado una edición (más o menos) definitiva del libro en prosa más importante de la literatura catalana, El quadern gris, de Josep Pla. La primera edición salió en 1966. 
Se trata de un dietario (falso dietario) donde el autor despliega toda su capacidad de observador, descriptor y reflexivo moralista en el sentido clásico del término. Una delicia.

Yo diría que no ha existido nadie que haya igualado a Pla en la preocupación y comprensión cabal de su tierra y de su gente. No obstante, Pla ha incomodado siempre a la cultura catalana institucionalizada. Será por aquello que dijo de que “el nacionalismo es la moral del pedo”... y todo lo que viene detrás. 


Del dietario, con su sello inconfundible:

Una queja elemental y realista: “La funció real de la Intel·ligència no deu  pas consistir -com generalment se suposa en aquesta península- a aprendre de distingir una hipòtesi d’una fantasia. La seva funció real consisteix a aprendre de distingir el que és del que no és.”

Y una de esas humoradas melancólicas, finísimas, cargadas de sentido: “Si algun dia, com tot sembla indicar-ho, haig de donar algun cop de sabre, que Déu faci que el cop de sabre no sigui massa amanerat.” 



domingo, 9 de diciembre de 2012

Márquez contra Paquiao


Las Vegas, 8-12-2012.

El mejicano Juan Manuel Márquez logró un knockout contra el aparentemente invencile filipino Manny Paquiao al final del sexto asalto gracias a un seco directo de derecha.
En la rivalidad entre estos pesos welter llevaba ventaja el filipino, muy seguro de sí mismo y tal vez un poco mimado por jueces y árbitros. Pero Márquez le tenía ganas; siempre dijo que podía vencerlo.









viernes, 7 de diciembre de 2012

Sin esperanza. Las tentaciones de San Antonio.

En la película Las tentaciones de San Tony del director estonio Veiko Ounpuu hay una escena en la que el protagonista, un prosaico San Antonio de ahora (director de una fábrica) superado por un mundo moderno que no le interesa nada, se mete en una vieja iglesia perdida y se encuentra en ella a su anciano y solitario sacerdote. Empieza una conversación muy a lo Bergman que acaba de forma abrupta. Pero lo inesperado llega inmediatamente después, cuando el protagonista sale de la iglesia y el sacerdote se queda solo.
Lo que vemos en ese momento (nada nuevo en sí, puesto que está tomado de una de las novelas fantásticas más populares de la literatura occidental) se revela, repentinamente, como la representación simbólica de un mundo que ha perdido totalmente la fe y ha caído en manos de la desesperanza más desnuda. Una desesperanza aparentemente serena, pero inequívocamente… satánica.
El impacto es considerable.

*Como no he encontrado el fragmento subtitulado, reproduzco la esencia de la conversación antes de ese momento fuerte:
-El Sacerdote habla de la falta de luz y del silencio. Le dice al protagonista que se siente deprimido y que le falla la esperanza porque no siente la presencia de Dios; no tiene, por tanto, nada que ofrecerle.
-St.Tony (el protagonista) le pregunta entonces por la bondad en el mundo y el paraíso.
-El cura se pone sarcástico.
-St. Tony habla de salvación y se interroga sobre si hay algo más después de la vida. Utiliza el término “recompensa”.
-Entonces el cura le responde diciendo que no es más que un vulgar “comerciante” si piensa en esos términos.
-“¿Qué depende de nosotros, si es que hay algo?”, dice St. Tony.
-El mosén le dice que cree en la responsabilidad individual, pero…
-Por último, St. Tony mira al mosén fijamente diciéndole que posiblemente no se entienden.
-El cura se alza y le grita “¿Qué se puede esperar de un director de fábrica?”
-St, Tony se pregunta cómo sabe eso y se inquieta. El ambiente se enrarece y el sacerdote empieza a sufrir una sutil transfiguración. Va hacia él con una mirada negra.
-El cura le recomienda que se vaya si aún quiere salvar su alma. Su última frase viene a decir que ya nada es lo que parece en este mundo.
… Y luego pasa lo que pasa:



Interpretar sintiéndolo mucho


El pianismo heroico se ha desarrollado desde la época de Liszt hasta nuestros días de manera exagerada, llegando incluso a extremos peligrosos tanto para el piano como para el pianista.
Esto es lo que puede pasar cuando un intérprete se toma demasiado en serio cierto tipo de piezas efectistas del posromanticismo (Preludio en Do # m de Rachmaninoff):


miércoles, 5 de diciembre de 2012

"Actus tragicus."


Es curioso, pero ésta es la mejor transcripción para tecla que he encontrado en vídeo de la sonatina inicial de la cantata BWV 106 de J.S. Bach, Actus tragicus. Está interpretada en un sintetizador Nord (de apariencia terrible).
El sonido es muy pianístico y tiene un plus de reverberación diáfana que le cae perfectamente a la música de Bach.
El tempo, que es un poco precipitado, evita la morosidad solemne habitual con que es interpretada la pieza. Se aprecia un leve apremio, casi incómodo, que tensa ligeramente el sueño narcótico del canto fúnebre entrelazado de las flautas y violas de la partitura original. El resultado es muy interesante:





Se puede contrastar con la versión originaria instrumental:






lunes, 3 de diciembre de 2012

"Oh, my darling Clementine"


La canción más bonita y más extraña del Western en la película más bonita de la historia del cine. Y utilizo el término “bonito” intencionadamente. (Otro día hablaremos del film de Ford.)

Es muy posible que la canción (su música) tenga su origen en el Romancero español (sobre todo para el romance del Conde Olinos), y así llegó más o menos transformada hasta los mineros mejicanos de la California hispana del s. XIX, que la transmitieron a sus compañeros angloparlantes, los cuales se quedaron con el aire y le cambiaron la letra (en realidad, tiene muchas letras; no olvidemos que aquí el "¿Dónde vas Alfonso XII?..." fue popular hasta hace muy poco).

Ahora vamos a una de las versiones clásicas de la canción con el grupo The Browns:


…y aquí la muy digna versión (por un instante casi arruinada por intentar fantasear con la melodía) del mujerío sueco The Sweptawais (ante el cual, así de pronto, no sabes si clavarte un puñal en la espalda o pedir que te adopten):


Veamos una parte de la surrealista letra (la más conocida hoy) con su relativa traducción:


In the cavern, in the canyon-----------------En la cueva, en el cañón
Excavating for a mine---------------Excavando en busca de una mina
Lived a miner, forty-niner-----------------Vivía un minero del cuarenta y nueve
And his daugther Clementine---------------Y su hija Clementine

Oh my darling, oh my darling--------------Oh mi adorable, oh mi adorable
Oh my darling Clementine-------------------Oh mi adorable Clementine
You are lost and gone forever--------------Te has perdido e ido para siempre
Dreadful sorry, Clementine--------------------Lo siento muchísimo Clementine

Light she was and like a fairy---------------Liviana era y como un hada
And her shoes were number nine---------Y sus zapatos del número nueve
Herring boxes, without topses--------------Cajas de arenque sin tapadera
Sandals were for Clementine----------------Eran sandalias para clementine

Oh my darling oh my darling, etc----------------Oh mi adorable, oh mi adorable, etc
...
Drove she ducklings to the water----------Arriaba los patos hacia el agua
                          Every morning just at nine-------------------Todas las mañanas justo a las nueve
           
 Stubbed her toe upong a splinter---------------Tropezó su pie con una astilla
Fell into the foaming brine-----------Y cayó en el espumoso mar

Oh my darling, oh my darling, etc--------------Oh mi adorable, oh mi adorable,etc
...
Ruby lips above the water------Sus labios de rubí sobre el agua
Blowing bubbles soft and fine-------soplando pompas suaves y lindas
But, alas,I was no swimmer------------Pero, ay, yo no nadaba
So I lost my Clementine-----------Así que perdí a mi Clementine

There's a churchyard, on the hillside----Hay un jardín de iglesia en la ladera
Where the flowers grow and twine--------Donde las flores crecen y se entrelazan
                        There grow roses ' mongst the posies-----Allí hay rosas entre ramilletes
                                 Fertilized by Clementine--------------Fertilizados por Clementine


sábado, 1 de diciembre de 2012

Flechazos fatales. La Cummins.


Es un tópico bien conocido del cine clásico americano la perdición del hombre por la mujer fatal, motivo fetiche buscado siempre por productores y directores con el fin de apuntalar estrellatos, atraer público y conseguir grandes sumas de dinero.

Una larga lista de actrices han encarnado al fetiche con memorable eficacia y ahí quedan, pero también otras fueron olvidadas con suma rapidez, tal vez porque en su representación del prototipo se desviaron demasiado del modelo desfigurando hasta el límite de lo tolerable por el espectador medio lo que cabía esperar de una femme noire de celuloide.
Una de esas desviadas fue la irlandesa Peggy Cummins, no muy pródiga en las pantallas aunque llegó a trabajar para mitos de la dirección como Mankiewicz y Jaques Tourneur.
Creo que el momento de la Cummins fue Gun Crazy (El demonio de las armas), de Joseph H. Lewis.
El descarado erotismo que muestra en esta película, displicente, por momentos viscoso, propulsado por una oscura codicia vital uniformemente acelerada, hacen de ella un ejemplo de mujer fatal desencajada y salida de control; no sólo, claro está, del control masculino, sino de lo que puede esperar el imaginario femenino de una mujer al margen y tendente a la más radical de las violencias en la vertiente de las armas de fuego. 
A todo ello contribuyen, entre otras cosas, esos turbadores ojitos de mirada patológica, la movilidad ciliar y una mímica bucal de auténtica viciosa. Si además se le pone enfrente al buenazo de John Dall, el efecto es demoledor, como se puede comprobar en estas dos excelentes escenas: ...

*1ª -Cuando la pareja se conoce. Fíjense en la cara de entusiasmo memo de él (se adivina ya su futura perdición) y en el bizarro encanto de ella vestida de pistolera de feria:


*2ª-Cuando ella le hace entender que si no accede a sus deseos ("I want things, a lot of things, big things...", le dice) lo que le espera es el ‘adiós pringao’ inmediato (impresionante el momento previo al beso que sella definitivamente el pacto trágico con un primer plano de la Cummins tensando el rostro en magistral avidez carnal):