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miércoles, 25 de febrero de 2015

El estado del debate


Otro debate sobre el estado de la nación en las Cortes.
Otra vez simulando que son conservadores-liberales unos y progresistas de izquierdas otros. Otra vez haciendo ver (cada vez más a duras penas) que tienen intereses enfrentados. De nuevo echando mano a las consignas de viejo cuño y a la vez reprochando la falta de sentido de la realidad del contrario. Todo cual cromos intercambiables cuando se invierten los papeles de gobierno y oposición.
Los dos partidos principales siguen manipulando el temor de que el otro crece y es su enemigo ideológico, y siguen jugando al enfrentamiento cuando saben que lo único positivo sería una coalición entre los dos. Coalición de Estado para acuerdos mínimos en los ámbitos básicos: laboral, judicial, autonómico y educativo. El mínimo sentido común denominador. La actual dinámica política del país -lúgubre, de gestos frentistas, repetitiva- daría un salto de optimismo. Pero éstos tienen otra empresa. Son partidos tradicionales. Viven de la acción aparente y la fricción ficticia. Y no se trata de corrupción; la corrupción es lo de menos. Por un lado, el viejo partido de la izquierda sufre el largo drama de su lento desgaste por falta de contrario real… Que se desengañen, ya no existe ‘aquella’ derecha. Por otro lado, el no tan viejo partido de la no-derecha hace ver que conserva unas esencias cifradas en valores que en realidad son superestructuras en crisis a la vez que habla de eficacia y se apega a la realidad económica de un mundo en progresión globalizadora (en eso le toma ventaja a la izquierda), pero metiendo bajo la alfombra espacios virtualmente irrecuperables de inadaptación, ineficacia y marginalidad. No es muy difícil ver que, en el fondo, esos dos polos son parecidos, con el matiz de que, al menos en economía (y el debate parlamentario va sobre todo de eso), la “derecha” es más progresista que la izquierda y la “izquierda” más conservadora que la derecha (esto no es nada nuevo, viene de muy atrás). Unos hablan de proteccionismo y quietud y otros de liberalismo y movimiento; sin embargo, en verdad los dos son proteccionistas y (quizás menos) liberales.

¿Acaso son éstas las últimas representaciones de un caduco bipartidismo? Confiemos en que no. Mas si así fuera, y viendo casi todo lo que hay alrededor y lo que parece se avecina, deberían llegar a un urgente acuerdo de gobierno. Porque no adivino yo un gran pacto futuro entre Podemos y Ciudadanos. 

domingo, 22 de febrero de 2015

Otra vez Golovkin

Golovkin es uno de esos luchadores que no da puntada sin hilo. Su sobrio estilo es de una eficacia poco común en el boxeo espectáculo de hoy día. Es una técnica basada en la economía de medios y en la precisión del castigo. Ni de más ni de menos; hace exactamente lo que debe hacer para ganar. Sus visiones de las peleas son panorámicas desde el principio; está allí donde debe y pega en el momento adecuado… y encima acaba fresco como una lechuga. También hay que reconocer que el martillo que tiene en los puños ayuda. Aún no se ha enfrentado a ningún boxeador que sea capaz de frenarlo medianamente.
Pues nada, que ayer, en Mónaco, retuvo sus cinturones de los medios al demoler al británico Martin Murray, el cual resistió valiente hasta el nocaut técnico del undécimo asalto.

El verdadero combate del año seria un Golovkin contra Mayweather o contra Pacquiao. Le temen. Bien, pues que le pongan delante a un guerrero mejicano de los buenos. A ver.


martes, 17 de febrero de 2015

Bueno; eso del pensar. (Gustavo Bueno II.)



Como filósofo sistemático totalmente completo (y único en nuestra época hasta el punto de parecer un extemporáneo), Gustavo Bueno (91 verdes años) es claro y definitivo cuando habla de ese mito que es el “pensamiento”. No conozco a ningún otro filósofo, pensador o como quiera llamarse que exprese mejor, o sea, con mayor acuidad, sinceridad y seriedad experimental lo que significa esa cosa tremenda del pensar.

Tanto sus escritos como declaraciones sobre el tema vendrían a dar en lo siguiente: G.B. no sabe lo que es el pensamiento; acaso el único modelo de Pensamiento con mayúsculas es el propuesto por Aristóteles al referirse al Acto Puro, o sea a lo eterno, a lo completo, a la divinidad. Pero en la realidad del mundo no hay un pensar auténtico, si es que esa expresión tiene algún sentido; el pensamiento es siempre contradicción porque necesariamente se piensa frente o contra algo o alguien. Son las condiciones materiales del hombre en cada momento y en cada lugar las que conforman el pensamiento. Por eso la mítica imagen del “pensador” de Rodin es ridícula… dicen que piensa, pero no se sabe en qué; en realidad está dormido. No puede haber, por tanto, libertad de pensamiento… “Creer en la libertad de pensamiento es como pretender que un círculo sea cuadrado.”

sábado, 14 de febrero de 2015

Allí el Mal, aquí el Bien.


Esta imagen es uno de los más extraordinarios fotogramas de la historia del cine. Pertenece a la mítica The night of the hunter (La noche del cazador), dirigida por Charles Laughton y basada en la novela homónima de Davis Grubb.
Un sueño diáfano como el corte de un escalpelo sobre el Bien y el Mal.
El Bien es una delicada abuelita en camisón aureolada con la luz de las santas que sostiene con firmeza un pesado rifle mientras habla con una niña que lleva una vela en la mano. Del fondo de la noche sale la figura que encarna el Mal; vestido de cordero, como es propio siempre en el mal más malvado.  
La abuelita es consciente de su fragilidad, pero también sabe que su inteligente determinación y su coraje son lo único que va a salvar la luz, esa frágil luz que encarna la inocente niña con su llama, del avance de las tinieblas.
Y el Mal quiere, como siempre, hablar… parlamentar; para ganar tiempo, para adormecer, para engañar. Y sólo la vigilante valentía del Bien y su decisión lograrán disolver esas añagazas.
Los centros de enseñanza, en todos los niveles decorados con vaguedades sobre paz, humanidad, hermandad y demás flores pintadas sobre arco-iris deberían tener esta foto como un recordatorio fundamental.

La Historia nos enseña que hay que apostar siempre por las dulces abuelitas fuertemente armadas.

viernes, 13 de febrero de 2015

domingo, 8 de febrero de 2015

Sueño. Sironi.

Ayer volví a soñar un sueño delirante en un sombrío paisaje industrial. Me quedé con el marco. Y pensé al despertar… “esto lo he visto”. Luego caí en la cuenta del paisaje  industrial. Era el del pintor italiano Mario Sironi; no me acordaba del nombre, pero lo encontré. Era eso.

Este cuadro, Paisaje urbano con chimeneas,  es el paradigma del paisaje industrial de nuestro pasado más inmediato. Pero ya es perfectamente antiguo. Abandono y hollín; sustancia negra; humo y sombra. Unos pocos elementos casi naif bien combinados… y qué efecto. Un escenario completo; y toda la tristeza de un mundo abandonado.