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lunes, 30 de junio de 2014

Gómezdaviliana (XIV)



A favor de la adolescencia. Pero por una vez con NGD, no estoy tan seguro de su planteamiento:

“El hombre inteligente tiene que fingir, al envejecer, la seguridad dogmática del adulto. Para proteger al adolescente que en él perdura.”

sábado, 21 de junio de 2014

Contra el futuro (Mateo 6, 24-34)


De hoy es la lectura de esos bellos versículos de Mateo (6, 24-34) que podrían cambiar la actitud de cualquiera ante vida. Los 26-29 dicen:

“Mirad las aves del cielo, que ni siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿Acaso vosotros no valéis más que ellas? Y ¿quién de vosotros a fuerza de afanes puede añadir un solo codo a la duración de su vida? Y por el vestido, ¿a qué preocuparos? Mirad cómo crecen los lirios del campo, ni se fatigan, ni hilan; y yo os aseguro que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos.”

Y en el 34 se lee:

“Así que no os preocupéis por el día de mañana, que el día de mañana se preocupará de sí mismo; bástele a cada día su propio mal.”

El maravilloso lirismo de todos estos versos encierra en realidad -y esto no quieren saberlo los ‘realistas económicos’ que sonríen condescendientemente al leerlos- la tantas veces negada cuestión social de Cristo. Porque aquí está: es la comunidad social la que debería poder decir esto a todos sus miembros. No es una llamada al descuido individual: es el recuerdo de lo que debería ser, y es una protesta contra el miedo. Pero… ¿qué ha vendido siempre el poder sino futuro, o sea, miedo?

A propósito, Kierkegaard nos explica:

“(…) Si dejase de existir para ti el día siguiente, entonces todas las preocupaciones terrenas quedarían aniquiladas, no solamente la del sustento; puesto que todas las preocupaciones mundanas y terrenas sólo son seductoras por culpa del día siguiente, son inseguras por culpa del día de mañana. Al otro día ya han perdido el encanto y su angustiosa inseguridad. Y si no existe para ti ningún día siguiente: o es que eres un moribundo, o que muriendo a la temporalidad te has agarrado a la eternidad; es decir, o uno que realmente está muriendo, o uno que realmente vive (…)”.
(De Los lirios del campo y las aves del cielo)


Y ahí está la cuestión: entretenerse a morir o dejarse vivir de verdad.

jueves, 19 de junio de 2014

Cazador regio, corazón blando.

En este diálogo decantadamente melvilleano, y de boca de Clint Eastwood interpretando a John Huston en la película Cazador blanco corazón negro, me topo con lo que hubiera querido oír de un rey -de un rey de verdad y no de uno acosado y rendido por unas mediocres circunstancias- a propósito de cazas africanas; aquel hecho que inició la caída libre, blanda y chocha de nuestro Juan Carlos I.

“Cazar un elefante no es un crimen, es un pecado (…) Ni yo mismo sé muy bien por qué lo hago, pero lo voy a hacer”… Esto es lo que dice. Algo así podía haber contestado un rey con corazón de rey:

                                  https://www.youtube.com/watch?v=DzbaxXTaYKw

miércoles, 18 de junio de 2014

Richard Strauss. Adorno, Gould.

Este mes se cumplen 150 años del nacimiento de Richard Strauss. Ya hablé en este blog de su maravilloso lied Morgen.  Ahora sólo vamos a celebrar esta efeméride con el intenso comentario y la apasionada ilustración musical que hace Glenn Gould de los Lieder de Ofelia. Veremos lo que vale una inteligencia viva y sintiente que sabe de lo que habla y que desvela su gusto y su vivencia sobre eso de lo que habla. Es interesante compararla a la de un intelectual como Adorno, que sólo supo vilipendiar a este genio creador con aburridas ideas cristalizadas en el abrevadero tedioso de la supuesta alta Cultura, el zeitgeist y la ideología artística.

Mientras que el santón cultural acabó haciendo el ridículo con su politizada cháchara supuestamente antielitista, Glenn Gould nos sumerge en un instante en el fascinante universo estético-psicológico de Strauss:

                               https://www.youtube.com/watch?v=AdUHOeOQ42o

jueves, 12 de junio de 2014

Gombrowicz y el Catolicismo


El anticonvencional y demoledor Gombrowicz, el buscador de la vida desnuda en su inmadurez perpetua, el desvelador de poses intelectuales estériles y denunciador de conciencias falseadas, el retratista de lo incompleto y lo fracasado, el humorista disolvente de la adultez… el incansable fugitivo de la forma hecha, en fin, encontró a principios de la década de 1950 en el Catolicismo, ¡quién lo diría!, un ámbito cultural afín a su sensibilidad. Así, escribe en su diario:

“(…) Me une [al Catolicismo] su perspicaz presentimiento del infierno contenido en nuestra naturaleza y su temor ante la excesiva dinámica del hombre. Observando a un católico me doy cuenta de que en ciertos aspectos me he vuelto más cauto. Lo que en la orgullosa época de Nietzsche se consideraba como abjuración de la vida dionisíaca, justamente esa cauta política del Catolicismo ante las fuerzas innatas, se me ha hecho más próxima desde que la voluntad de la vida, llevada a su máxima tensión, ha comenzado a autodevorarse. La Iglesia se me ha hecho más próxima en su desconfianza hacia el hombre; mi aversión hacia la forma, mi deseo de escapar de ella, la constatación de que “todavía no soy yo”, que acompaña cada uno de mis pensamientos y sentimientos, coinciden con su doctrina (…)”


De todo este fragmento destaca esa última percepción de coincidencia con el Catolicismo en la visión de lo que no está cerrado, en ese “todavía no soy yo”, que quiere decir que nunca alcanzaré un ni seré un ‘yo’ como algo definitivo, sabido y muerto. Precisamente, la ‘forma’ de concebir la vida y el hombre que tiene la Iglesia como ‘falta de’ o ‘incompleto por’ es también, aun desde otra perspectiva, lo que vigoriza la singular obra del insobornable Gombrowicz y lo que le permite seguir reflexionando sobre sus angustias, a veces de una manera demasiado desgarrada quizás por la ansiedad de lo provisional, pero sin impostaciones culturales de ningún tipo y con una sinceridad desarmante.

domingo, 8 de junio de 2014

"Maravilla" Martínez contra Cotto

En combate disputado ayer en el MSG de NY por el peso medio del Consejo Mundial de Boxeo, Sergio Maravilla Martínez, uno de los mejores boxeadores de las últimas décadas, con un palmarés de imbatibilidad excepcional, se encontró al fin con su Ananké, la inevitabilidad de su destino. El portorriqueño Miguel Cotto fue el encargado de personificar su fatalidad con una lucha de continuo castigo que obligó al argentino a decidir la retirada tras el noveno asalto.
Antes del encuentro, Maravilla Martínez aseguró que si perdía abandonaría el boxeo.

La resistencia anímica del veterano campeón se mantuvo, pero el cuerpo cedió ante la aparición de la fuerza ineludible. En este primer round se observa perfectamente el dominio sorprendente y casi abusivo de Cotto: