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sábado, 27 de julio de 2013

Contra el Verano (entre la apretura y el cosmos)



Contra el verano, contra las vacaciones, contra el calendario, contra el calor, contra el turismo, contra la masificación, contra la diversión organizada, contra la playa, contra el parque temático, contra el Mediterráneo, contra el ruido, contra la tele, contra la prisa, contra las colonias infantiles, contra el autocar, contra el coche, contra la carretera, contra el avión, contra la alpargata, contra la camiseta, contra el sobaco, contra el moreno, contra la crema, contra el sudor, contra el pringue, contra los maletones, contra las mochilazas, contra las gorras, contra las terrazas, contra el apartamento, contra la paella, contra la sangría, contra las noticias, contra las visitas concertadas, contra el consumo de Cultura, contra la Cultura… ¡Sí, contra El Verano!:



Pero por el espacio, por la lentitud, por los nublados, por el silencio, por el decoro, por la soledad, por el olvido… Aunque a este paso, no tendremos más remedio que irnos muy, muy, pero que muy lejos; a la infinita desnudez del cosmos y con la melancolía de los adagios desolados (suena el Adagio del ballet Gayané de Khachaturian):



jueves, 18 de julio de 2013

INC, Regiones Devastadas. Vegaviana.

Durante un periodo de poco más de veinticinco años el Instituto Nacional de Colonización (INC, organismo del Ministerio de Agricultura) se dedicó a la extensión y promoción de la agricultura y ganadería mediante la creación de pueblos de nueva planta en zonas que se iban a ver beneficiadas por grandes proyectos de regadío.

Se construyeron más de trescientos pueblos. Se realizaron diseños de otros que se quedaron en el plano.
La mayoría de aquellos pueblos sigue en pie. Algunos aguantando un declive forzado por las delirantes políticas agrícolas de aquí y de allá, otros combinando sus antiguas labores con otras diversas y viendo crecer su población.
Muchos de ellos fueron y siguen siendo prósperos, e imagino que intentarán continuar con el espíritu comunitario que se estableció en un principio entre los que emprendieron aquella ‘aventura’ (colonos, peones, ingenieros -entre ellos, mi padre-, madres y amas de casa -entre ellas, mi madre-, administradores, maestros, mecánicos, comerciantes, médicos, curas, etc… Excepto por los curas, la experiencia interesó mucho a ciertos observadores del bloque socialista que no fueron apoyados por el establishment soviético.)

Podríamos presentar algunos de esos pueblos como símbolos de una ejemplaridad estética y ética perdida. Uno de ellos es Vegaviana, situado al noroeste de la provincia de Cáceres. Fue, principalmente, obra del arquitecto J.L. Fernández del Amo, que trabajó para la Dirección General de Regiones Devastadas y para el INC.

Vegaviana es un ejemplo de cómo un conjunto arquitectónico bello en sí mismo puede ser, a la vez, un binomio de atención hacia el entorno natural y hacia el hombre.
El conocimiento de la tradición constructiva popular, el buen gusto sin alardes del diseño moderno de buena ley y la especial sensibilidad hacia la particular austeridad vital de las familias trabajadoras de la tierra que tuvo Fernández del Amo consiguieron la maravilla de un pueblo nuevo de carácter preciso y ejemplar autenticidad rural.

Franqueza rítmica, orden y sentido espacial; noble practicidad; discreción, honradez y respeto… es lo que transmiten estas fotos:












Sin embargo, ¡ay!, qué decir de estas otras fotos de chaletones llamados de ‘lujo’ para nuevos ricos que han destrozado tantos y tantos pueblos (a veces, la libertad individual sólo sirve para perpetrar horrores): 








martes, 16 de julio de 2013

Gómezdaviliana (VI)


"La belleza de la cosas nobles propaga en el alma un tumulto que la arrastra hacia regiones cuyo pórtico es la muerte"

(Qué decir de la música...)

"Todo inconforme sabe, en el fondo del alma, que el sitio que su vanidad rechaza es el sitio mismo que su naturaleza le fijó"

(Qué malévola crueldad... lúcida.)


sábado, 13 de julio de 2013

Alonso de Contreras. La desmesura precisa.



El niño de familia humilde que empezó sus aventuras como un rapaz fuera de la ley, posteriormente trabajó como corsario para los caballeros de Malta y luego entró en la milicia española, donde fue alférez, capitán y protegido del conde de Monterrey, no era experto en letras y tenía muy claro cómo debía contar su vida:


“Esto ha sucedido hasta hoy, que son once de octubre de 1630 años, y si hubiera de escribir menudencias sería cansar a quien lo leyere; además que cierto se me olvidan muchas cosas, porque en once días no se puede recuperar la memoria y hechos y sucesos de treinta y tres años. Ello va seco y sin llover, como Dios lo crió y como a mí se me alcanza, sin retóricas ni discreterías, no más que el hecho de la verdad. Alabado sea Cristo.”


Esto lo escribió Contreras al final de su relato autobiográfico, antes de los añadidos. Toda una declaración de estilo.
Si se inventó algo o no, no lo sabemos. Lo cierto es que ese su ‘no estilo’ “seco y sin llover” se mantiene de principio a fin sin decaimientos ni vacilaciones.
La vertiginosa sucesión de idas y venidas, viajes, aventuras y peligros sin aparente elaboración literaria que presenta el espontáneo discurso no impide, empero, una precisa virtud expresiva y un sorprendente registro de detallados recuerdos que, al pulso y capricho de su memoria, van salpimentando el texto aquí y allá.

Entre continuos episodios que son un alarde de economía explicando terrible crueldad como éste:

“(…) Peor le sucedió a mi piloto, que le cogieron dentro de cuatro meses yendo en corso en una tartana, y le desollaron vivo e hincharon su pellejo de paja, que oí está sobre la puerta de Rodas.”

…hay otros casi candorosos como éste:

“(…) Despedí el bergantinillo con los griegos. Pero olvidávaseme que trajeron con el turco cinco baúles de estos redondos turquescos, llenos de damasco de diferentes colores y mucha seda sin torcer encarnada y algunos pares de zapaticos de niños”

Bendita delicada memoria de la fiera militar.

Y es que todo es posible con este hombre; el estoicismo guerrero:


“(…) Y el capitán mandó que todos los heridos subiesen arriba a morir, porque dijo: Señores, o a cenar con Cristo o a Constantinopla. Subieron todos y yo entre ellos que tenía un muslo pasado de un mosquetazo y en la cabeza una grande herida que me dieron al subir en el navío del enemigo con una partesana, el día antes cuando ganamos el castillo de proa. Llevábamos un fraile carmelita calzado por capellán y díjole el capitán: Padre, échenos una bendición porque es el día postrero (…)”.

… y la displicencia casi bienhumorada ante las amenazas:

“(…) Supe que Solimán de Catania había jurado que me había de buscar y, en cogiéndome, había de hacer a seis negros que se olgasen con mis asentaderas, pareciéndole que yo me había amancebado con su amiga, y luego me había de empalar. No tuvo tanta dicha en cogerme, aunque me hizo retratar y ponerme en diferentes partes de Levante y Berbería”. 

No, desde luego no hay menudencias en todo su escrito. Todo va, señor Contreras, como usted dejó dicho, sin retóricas ni discreterías.
La aventura en estado puro, directo… salvaje. Sin complacencias reflexivas, porque no le hacen falta.
¡Ya tuvieran un dominio de la lengua similar muchos ‘inventores’ de aventuras que llegaron después!

miércoles, 10 de julio de 2013

El Canelo Álvarez

Una de las promesas más fulgurantes del boxeo mundial es el superwélter mejicano Saúl Álvarez Barragán, “El Canelo”.
No ha dado tiempo; de la noche a la mañana se ha convertido en un número uno indiscutible. Es el titular de la WBC y la WBA, entre otros galardones.
El Canelo es una demostración de que no hace falta ser una fiera corrupia para ser un gran boxeador.
Tiene cara de niño bueno, es pelirrojo (de ahí su apodo) y blanquito, y no exhibe un físico excesivamente musculado. Parece que aún está por hacer.
Pero El Canelo aún no ha perdido un combate en toda su carrera, que presenta 42 victorias (30 por nocaut) y un empate.
Es un gladiador nato. Practica un boxeo sobrio, eficaz, bien combinado. Ostenta una pegada demoledora y, sobre todo, siempre se asienta en el lugar de la verdad, firme a dos palmos de su contrincante, dispuesto a recibir y atacar.
Es una figura de cuento. Es el niño tumbador de ogros.

                                    

lunes, 8 de julio de 2013

"¿Por qué entre los creyentes no hay uno sólo que crea?"


En la feria de hoy se presenta la lectura del Evangelio de Mateo (9: 18-26). En ese fragmento hay una resurrección:

“Así les hablaba cuando se acercó un magistrado y se postró ante él diciendo: Mi hija acaba de morir, pero ven, pon tu mano sobre ella y vivirá.
Jesús se levantó y le siguió con sus discípulos.
(…) Al llegar Jesús a casa del magistrado y viendo los flautistas y la turba alborotada, decía: Retiraos, que no ha muerto la niña, está dormida. Y se burlaban de él.
Y una vez despejada la gente, entro él, la tomó de la mano, y la niña se levantó.”

[Puede sorprender lo de los “flautistas”: efectivamente, el texto original griego dice ‘auletás’, o sea, tocadores de ‘aulos’, la típica flauta griega que se utilizaba tocada por parejas o en grupos más numerosos en los momentos de duelo y cortejos fúnebres.]

En Ordet (La Palabra), de Theodor Dreyer, vemos la resurrección de una mujer gracias a la inocencia de una niña y a la fe de un loco:


En esta escena, tras la vuelta a la vida, hay un detalle fundamental. Un joven de la familia pone en hora un reloj que estaba parado. O sea, el tiempo vuelve a contar (se oye la maquinaria del reloj). Es un tiempo, sin embargo, en el que se ha dado la superación de la muerte. No es que no vayan a morir, van a morir, lo saben. Pero a partir de ahora es un tiempo nuevo porque, al fin, les ha sido otorgada la fe. Se han resignado a la muerte, o sea, a la vida, y ya no tienen miedo. Es una vida que van a vivir de verdad por primera vez. No hay resurrección sin muerte. El milagro es como un destello fenomenal del Reino, no la revocación de la realidad y del destino.



jueves, 4 de julio de 2013

Contra Wert se vive mejor


No voy a entrar a valorar seriamente (¡ni en broma, vamos!) la nueva reforma educativa (LOMCE), entre otras cosas porque no he leído los 600, o más, folios que la exponen.
Sin duda, habrá cosas negativas, decisiones equívocas, errores, arbitrariedades, falsas correcciones, omisiones… ¿perversidades? (Todo eso se intuye, se adivina, se ha leído un poco, se va viendo.) También habrá algún acierto, tal vez no pequeño. Algo más de exigencia, de que los alumnos demuestren su instrucción de vez en cuando, de que ésta sea efectiva, ¿no? Algo de freno a la atomización pueblerina (no es broma, cada pedanía cree que puede exhibir una historia de corte universal aislándose del vecino).
Por otra parte, no parece prometedor el futuro que le espera a la filosofía como asignatura tradicional en la secundaria; tampoco el de las clásicas. Esto ya valdría para descalificar (bajo mi estrecho punto de vista) la ley en bloque (en fin, hay que verlo). Es muy discutible, asimismo, la nota superior exigida para los becados universitarios (surge un inevitable agravio comparativo)… La subida exagerada de tasas en la enseñanza superior parece severa (eso es lo que dicen). ¿Injusticia, segregación?... (‘Hablo’ muy de oídas.)

Pero no, ahora, simplemente, frívolamente, quisiera esbozar la imagen que transmite y la imagen que 'transmiten' del hombre que aparece como principal responsable de la dichosa ley. Y digo “hombre”, quizá en su honor, porque no digo ‘político profesional de partido’, a tenor de sus últimas declaraciones contra la posibilidad de perpetuarse en el poder del cargo que ocupa. Ha dicho que cuando acabe su tarea se irá. Que lo haga. Y que aprendan otros.

Las formas, sí, las formas.
He oído a pocos políticos que hablaran tan correctamente (sintaxis y dicción) como él (no es Demóstenes, vale). He visto a pocos responsables de gobierno u opositores que mantuvieran unos ademanes tan suaves como él. He contemplado a pocos profesionales de la cosa pública tan dispuestos a la dialéctica como él. Conozco a pocos cargos (¿a ninguno?) mantener el tipo tan bien ante los desplantes: le han insultado, le han difamado, le han liado (lo de “españolizar” salió de un diputado socialista, no de él; él recogió la expresión), se han querido burlar de su persona hasta niñatos  ensoberbecidos que han recibido becas y premios del Estado (de todos nosotros), le han criticado demagógicamente consejeros/as de las ya indisimuladas satrapías regionales que ni siquiera saben distinguir los verbos “recurrir” y “recorrer” (una señora muy orgullosa, en concreto). Yo lo he oído. Esos no se avergüenzan de nada, es curioso, pero creen que pueden avergonzar a otros desde la ignorancia. Individuos/as semejantes  (¡ocupando puestos directivos en el ámbito de la educación!; ¡cobrando -y no poco- a costa del enorme esfuerzo de los ciudadanos!) se han atrevido desde el primer minuto a denigrar a una figura pública que puede equivocarse en algunas medidas demasiado importantes (¡a por él en ese caso, bien y sin piedad!), pero que, por lo que hemos observado, les da mil vueltas en conocimientos y formación.

Bueno, los conocimientos y la formación no garantizan la sensatez, es cierto, y ante las vacilaciones, correcciones, enmiendas y marchas atrás del ministro se podría decir que esto es otra desdicha que le va a caer encima a la educación pública española. Es posible. Pero recordemos que las reformas de las últimas décadas fueron todas socialistas. Ojalá pudiéramos decir que buenas, regulares o neutras, pero no, no nos queda más remedio que constatar que han sido puta miseria y que han sumido a la educación en una sima de desconcertante vulgaridad… vulgaridad ‘moderna’, eso sí, ¡juventona, simpática, social, sensible y psicopedagógica!

Si el ya prematuramente, anticipadamente, caído Wert tuviera un punto más de independencia política y un punto menos de poder casi se le podría cubrir con aquel verso de Rimbaud que dice:
“Por delicadeza, yo perdí mi vida”  (entiéndase, ‘mi cargo’).