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domingo, 12 de julio de 2020

Poemas al box (XII) [A la manera de López Velarde y Herrera Reissig]



La cuadratura del círculo

Presiento que mi última 
lección será medida.
Hoy cuadraré mi alma,
redonda como un círculo,
en una geometría 
pitagórica.

Siete por siete metros.
Triángulos rectángulos 
                           por dos.
Suma con exponentes 
de impasible presencia
acogerán la resistencia
de un elevar mi valentía 
a la potencia enésima 
enteramente fracasada.  

¿Qué heridas, qué sangre,
qué desfallecimiento 
en tus brazos señora?

Vas a tener que estar,
querida madre, cerca
para acoger mis telas 
con la piedad mortal
correspondiente.
La suma del cuadrado
de todos mis castigos
será igual a mi final definitivo.

Mamá, yo aquí me quedo.
Te quiero más que al mundo.
Entero.

domingo, 5 de julio de 2020

La amistad en El Quijote (I)


Que vayan leyendo esto los salvajes que pintaron una estatua de Cervantes en San Francisco...

En el capítulo XIII de la segunda parte de El Quijote tiene lugar una conversación entre Sancho Panza y el escudero del llamado Caballero del Bosque, el cual sirviente se queja a Sancho de la mala vida que es trabajar para unos dementes, pero pronto reacciona Sancho para defender a su amo y es ese momento, para mí, uno de los más tiernos y sentidos de toda la obra en el amor sincero del hombre sencillo a su señor, y no tanto eso, sino del reconocimiento de la debilidad del aparentemente fuerte por parte del aparentemente débil y temeroso. Una de las más bellas declaraciones de amistad jamás escritas.
Es cuando el escudero quejoso le dice a Sancho:

“(…) Mi amo es tonto pero valiente -respondió el del bosque- y más bellaco que tonto y que valiente”

Y entonces Sancho le replica:

“Eso no es el mío (…), digo, que no tiene nada de bellaco, antes tiene una alma como un cántaro: no sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos, ni tiene malicia alguna; un niño le hará entender que es de noche en la mitad del día, y por esa sencillez le quiero como a las telas de mi corazón, y no me amaño a dejarle, por más disparates que haga.”

La ironía y el sarcasmo de Cervantes siempre quedan sobrepujados por la más alta nobleza de bien.