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sábado, 23 de febrero de 2019

Derecho y conocimiento



“Precisamente a causa de su tendencia anti-ideológica, la teoría pura del derecho demuestra ser verdadera ciencia jurídica; pues la ciencia, en cuanto conocimiento, tiene como aspiración inmanente mostrar al descubierto el objeto que conoce. La ideología, por el contrario, encubre la realidad, desfigurándola con el propósito de conservarla y defenderla, o desenfocándola con la intención de destruirla y sustituirla por otra. Todas las ideologías tienen su raíz en la voluntad, y no en el conocimiento; responden a determinados intereses o, expresándolo con mayor corrección, responden a intereses que son muy diferentes al interés por la verdad (…) El conocimiento siempre destruye el velo que la voluntad extiende sobre las cosas.”

Hans Kelsen

viernes, 22 de febrero de 2019

Magallanes y Elcano. Primera circunnavegación del planeta (IX).



Hacia el sur. Más caníbales; tragedia. Río de la Plata. Tempestad. Puerto de San Julián. 
Refiere Pigafetta:
 
"(...) Después emprendimos de nuevo nuestra ruta y costeamos el país hasta los 34º y un tercio de latitud meridional, donde encontramos un gran río de agua dulce. Aquí habitan los caníbales o comedores de hombres (...) 
En este río hay siete islitas; en la mayor que llaman cabo de Santa María, se encuentran piedras preciosas. Antes se creía que no era un río, sino un canal por el cual se pasaba al mar del Sur; pero pronto se supo que no era más que un río que tiene diecisiete leguas de ancho en su desembocadura [se trata del actual Río de la Plata]. Aquí es donde Juan de Solís, que como nosotros, iba al descubrimiento de tierras nuevas, fue comido por los caníbales, de los cuales se había fiado demasiado, con sesenta hombres de su tripulación.
Costeando esta tierra hacia el polo antártico, nos detuvimos en dos islas que encontramos pobladas solamente de gansos y de lobos marinos [pingüinos y leones marinos] (...) 
Sufrimos una terrible tempestad en medio de estas islas durante la cual los fuegos de San Telmo, de San Nicolás y de Santa Clara se vieron muchas veces en la punta de los mástiles (...)
Alejándonos de estas islas para continuar nuestra ruta, llegamos a los 49º y medio de latitud meridional, donde encontramos un buen puerto [Puerto de San Julián], y como el invierno se aproximaba, juzgamos a propósito pasar allí la mala estación." 
[y ya estamos en el 31 de marzo de 1520]

viernes, 15 de febrero de 2019

Magallanes y Elcano. Primera circunnavegación del planeta (VIII).



En las costas brasileñas. Antropofagia. Mujeres.
Refiere Pigafetta:

“Los indígenas no son cristianos pero tampoco son idólatras, porque no adoran a nada; el instinto natural es su única ley (…) Al verlos tan negros, desnudos completamente, sucios y calvos, se les hubiera tomado por marineros de la laguna Estigia (…) Comen algunas veces carne humana, pero solamente la de sus enemigos (…) por una costumbre que, según nos dijeron, empezó entre ellos de la manera siguiente: Una anciana tenía un solo hijo, que fue muerto por enemigos; algún tiempo después fue hecho prisionero uno de los que le habían matado y fue conducido a su presencia; para vengarse, la madre se arrojó como una perra rabiosa sobre él y a bocados le destrozó la espalda. Tuvo el prisionero la doble suerte de escapar de manos de la anciana y evadirse y de volver entre los suyos, a los cuales mostró las huellas de las dentelladas en su espalda, y les hizo creer que los enemigos habían querido devorarlo vivo. Para no ser menos feroces que los otros, se determinaron a comerse de verdad a los enemigos que aprisionaban en los combates, y los otros hicieron otro tanto. 
(…) Algunas veces, para conseguir un hacha o un cuchillo de buen tamaño, nos ofrecieron como esclavas una y aun dos de sus hijas. Pero no nos ofrecieron nunca a sus mujeres (…) Están encargadas de los trabajos más penosos (…) las acompañan sus maridos que son muy celosos.
(…) Las jóvenes venían frecuentemente a bordo del navío a ofrecerse a los marineros para obtener algún regalo. Un día, una de las más bonitas subió, sin duda, con dicho objeto; pero habiendo visto dentro del camarote del contramaestre un clavo de un dedo de largo, lo agarró y se lo introdujo con naturalidad y gracia entre los dos labios de sus partes naturales y se marchó. El capitán general y yo fuimos los únicos testigos de esta extraña aventura.”
[Hay que recordar que Magallanes había ordenado que ningún hombre tuviera trato con mujeres en los barcos.]

miércoles, 13 de febrero de 2019

Democracia en la educación



Y nunca, nunca, olvidar esto:

“La exigencia de igualdad es noble y debe apoyarse plenamente, pero dentro de su propia esfera, que es la de la justicia social. No tiene ningún espacio fuera de ahí. La democracia es el único sistema político aceptable; pero concierne exclusivamente a la política, y no tiene ninguna aplicación en ningún otro campo. Cuando se aplica en cualquier otro sitio, significa la muerte, porque la verdad no es democrática, la inteligencia y el talento no son democráticos, ni lo es la belleza, ni el amor, ni la gracia de Dios. Una educación democrática de verdad es la que prepara a la gente intelectualmente para defender y promover la democracia dentro del mundo político; pero la educación, en su propio campo, debe ser implacablemente aristocrática e intelectual, debe estar enfocada sin el menor pudor hacia la excelencia”.

(Simon Leys. "Una idea de Universidad", de Breviario de saberes inútiles.)

sábado, 9 de febrero de 2019

Gómezdaviliana (XLV)



Sobre la libertad:

"La libertad que se determina a sí misma no se determina a nada. Una libertad absoluta exige el suicidio como su única manifestación perentoria. Pero si el hombre devorado por una libertad abstracta no se resuelve a rechazar la opción de su existencia, los apetitos elementales lo guían y las urgencias animales lo arrastran. Un hombre libre es un hombre sometido a las servidumbres de la vida."

jueves, 7 de febrero de 2019

Magallanes y Elcano. Primera circunnavegación del planeta (VII).



Tiburones, fuegos, Brasil, intercambios…
Refiere Pigafetta:

“(…) Durante los días serenos y de calma, unos peces grandes a los que llamaban tiburones nadaban cerca de nuestro navío. Estos peces tienen varias hileras de dientes terribles y si por desgracia encuentran un hombre en el mar, lo devoran en el acto. Pescamos muchos con anzuelos de hierro; pero los grandes no son del todo comestibles y los pequeños no valen gran cosa.
Durante las tempestades vimos frecuentemente lo que se llama Cuerpo Santo de San Telmo. Una noche muy oscura se nos apareció como una hermosa antorcha en la punta del palo mayor, en donde flameó por espacio de dos horas, lo que fue un gran consuelo en medio de la tempestad. Al desaparecer, proyectó un resplandor tan grande que nos dejó, por decirlo así, cegados.
Después de pasar la línea equinoccial, al aproximarnos al polo antártico, perdimos de vista la estrella polar (…) enfilamos la proa hacia la Tierra del Verzín, en los 23 grados y medio de latitud meridional (…) Aquí nos aprovisionamos abundantemente de gallinas, batatas, de una especie de fruto parecido a la piña de pino, pero que es dulce en extremo y de un gusto exquisito, de cañas dulces, de carne de anta, la cual es parecida a la de vaca (…) Hicimos también ventajosos cambios: por un anzuelo o por un cuchillo nos dieron cinco o seis gallinas; por un peine, dos gansos; por un espejito o un par de tijeras, el pescado suficiente para comer diez personas (…) Cambiamos asimismo a buen precio las figuras de los naipes: por un rey de oros me dieron seis gallinas (…)”

viernes, 1 de febrero de 2019

Magallanes y Elcano. Primera circunnavegación del planeta (VI).



De entre todos los documentos originales que se han conservado de la primera vuelta al mundo, es el del noble italiano de Vicenza Antonio Pigafetta el único que refiere extensamente la totalidad del viaje. 
Pigafetta se embarcó en la nao Trinidad, la de Magallanes, a quien el italiano supo acercarse poco a poco y ganar su confianza, a pesar del endiablado carácter del capitán.
La primera edición conocida en castellano es de 1860. La que nosotros emplearemos es la que hizo F. R. Morcuende en 1922, corregida y adaptada.
Refiere Pigafetta:

“(…) El 26 [de septiembre] llegamos a una de las islas Canarias, llamada Tenerife (…) Nos detuvimos tres días en un sitio a propósito para hacer acopio de carne, agua y madera (…) El lunes 3 de octubre, a medianoche, nos hicimos a la vela directamente al austro, es decir hacia el mar Océano (…) Después de haber navegado muchos días a lo largo de la costa de Guinea o Etiopía, llegamos al grado 8 de latitud septentrional, donde hay una montaña llamada Sierra Leona. Tuvimos vientos contrarios, calmas chichas y lluvia hasta la línea equinoccial, y el tiempo lluvioso duró sesenta días, en contra de la opinión de los antiguos.”