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jueves, 26 de octubre de 2017

Sociedad enferma



Muchos son los síntomas del fanatismo nacionalista estos días en Cataluña. Tanto por parte de sus políticos (principalmente) como de la ciudadanía, perdón, de la turba seguidora.
Uno de los más alucinantes ha sido el corte de la calzada barcelonesa por donde circula un bus urbano con el número 155. Grupos de individuos fanatizados se han concentrado para parar el bus. No se puede creer, ¿verdad?, pues es cierto.
Las masas independentistas van quedando atrapadas entre la locura y un inevitable resentimiento provocado por estar haciendo el ridículo permanentemente. Vaya cóctel. Es un veneno. Es una esquizofrenia colectiva. No sé cómo se puede parar eso. Más que nada porque no hay suficientes psiquiátricos.





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