Estoy casi orgulloso de no haber sido un joven idealista ni revolucionario. Estoy casi orgulloso de haberme maltratado sólo a mí, discretamente, y de no haber hecho daño a nadie en nombre de alguna asquerosa idea.
Tal y como están las cosas, eso quiere decir que igual fui un joven perezoso pero también, perdónenme, un perezoso con algo (algo) de digna inteligencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario