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sábado, 25 de abril de 2020

La Chacona (I). Vasa Prihoda.

Iniciamos una serie sobre la obra más grande nunca escrita para violín solo. La Chacona de la Partita n2 de J. S. Bach.

El checo Vasa Prihoda, hoy demasiado olvidado, fue uno de los más sobresalientes intérpretes de esta pieza. La hizo por completo suya y fue referencia inexcusable para otros virtuosos.
Su Chacona es amplia de acordes, con bases armónicas extraordinarias. Expansiva en resonancias y con unas dinámicas intensamente dramáticas, un poco al límite en su tensión sonora, pero nunca cargadas ni bruscas en exceso a pesar de la presión ejercida sobre su arco titánico. Comprende el largo movimiento en toda su integridad y acaso se excede por momentos en un virtuosismo progresivo un poco romántico en los pasajes monódicos rápidos y en los desmesurados y anonadantes arpegiados, momento originalísimo de esta grabación. Pero todo, oh milagro, es transparente. Su capacidad superior para el legato le lleva con demasiada facilidad a portamentos caprichosos que, sin embargo, espesan aún más el sonido y rubrican una interpretación con firma soberana. 
Nadie ha superado a Vasa Prihoda en la comprensión de esta Troya absoluta del violín que es la Chacona bachiana.  




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