El amigo Kiowa
escribe, con toda la razón, acerca del ambiente de carnaval:
“(…) qué cosa
tan triste un desangelado súper de barrio una tarde de sábado con las cajeras
disfrazadas por decreto.”
Cierto. Esto se
podría extender a todos los carnavales excepto dos:
-El de Venecia,
que es puro kitsch historicista (veneciano).
-El de Rio de
Janeiro, que es pura carnalidad femenina (brasileña).
Fuera de Rio y Venecia el carnaval parece, efectivamente, como esas cajeras obligadas, una triste diversión por decreto.
Ay, ay, ay, esas carnes desbordantes, ay, ay, ay...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con lo del súper pero ¡protesto! Esos niños disfrazados por la calle a mí me alegran. Y no es solo el disfraz en sí, es la emoción y el orgullo con el que lo lucen por la calle.
ResponderEliminarAh, sí, pero eso es otro asunto, claro.
ResponderEliminarMe permito copiar la ristra entera de twits (tres):
Alguna habrá peor, pero qué cosa tan triste un desangelado super de barrio una tarde del sábado con las cajeras disfrazadas por decreto.
Que igual a alguna de ellas y ellos les gusta. O a todos. Quién sabe. Pero.
Si algo no está permitido hoy es ser serio. Austero. Un sieso, vamos