Agustín (García Calvo) nos recita un fragmento de su enorme poema parmenídeo, donde, loco, intenta transparentar lo inefable del ser y de la muerte y del todo y del no todo; la mentira con que siempre según él se diseñan la realidad y sus conocimientos; la lucha por la infinitud desconocida y su felicidad apenas vislumbrada… y se pierde, se pierde como las nubes de ese cielo acelerado y los racimillos de niños jugando en un patio de colegio. …
Eterno Agustín siempre contra las ideas y por aquello que quiere vivir de veras y no se sabe. Que suene tu voz:
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