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domingo, 5 de julio de 2020

La amistad en El Quijote (I)


Que vayan leyendo esto los salvajes que pintaron una estatua de Cervantes en San Francisco...

En el capítulo XIII de la segunda parte de El Quijote tiene lugar una conversación entre Sancho Panza y el escudero del llamado Caballero del Bosque, el cual sirviente se queja a Sancho de la mala vida que es trabajar para unos dementes, pero pronto reacciona Sancho para defender a su amo y es ese momento, para mí, uno de los más tiernos y sentidos de toda la obra en el amor sincero del hombre sencillo a su señor, y no tanto eso, sino del reconocimiento de la debilidad del aparentemente fuerte por parte del aparentemente débil y temeroso. Una de las más bellas declaraciones de amistad jamás escritas.
Es cuando el escudero quejoso le dice a Sancho:

“(…) Mi amo es tonto pero valiente -respondió el del bosque- y más bellaco que tonto y que valiente”

Y entonces Sancho le replica:

“Eso no es el mío (…), digo, que no tiene nada de bellaco, antes tiene una alma como un cántaro: no sabe hacer mal a nadie, sino bien a todos, ni tiene malicia alguna; un niño le hará entender que es de noche en la mitad del día, y por esa sencillez le quiero como a las telas de mi corazón, y no me amaño a dejarle, por más disparates que haga.”

La ironía y el sarcasmo de Cervantes siempre quedan sobrepujados por la más alta nobleza de bien.

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