Golovkin es uno de esos luchadores que no
da puntada sin hilo. Su sobrio estilo es de una eficacia poco común en el boxeo
espectáculo de hoy día. Es una técnica basada en la economía de medios y en la
precisión del castigo. Ni de más ni de menos; hace exactamente lo que debe
hacer para ganar. Sus visiones de las peleas son panorámicas desde el
principio; está allí donde debe y pega en el momento adecuado… y encima acaba
fresco como una lechuga. También hay que reconocer que el martillo que tiene en
los puños ayuda. Aún no se ha enfrentado a ningún boxeador que sea capaz de
frenarlo medianamente.
Pues nada, que ayer, en Mónaco, retuvo
sus cinturones de los medios al demoler al británico Martin Murray, el cual
resistió valiente hasta el nocaut técnico del undécimo asalto.
El verdadero combate del año seria un
Golovkin contra Mayweather o contra Pacquiao. Le temen. Bien, pues que le pongan
delante a un guerrero mejicano de los buenos. A ver.
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