Siendo todo un montaje de los aburridos e imaginativos
aristócratas para burlarse de Sancho y su señor, pronto el sencillo
escudero muestra en su ficticio
gobierno de la ínsula Barataria una sensatez, prudencia y sentido de la
justicia que nadie esperaba.
Pero Sancho, que tanto había deseado un puesto semejante se
da cuenta en esa singular
experiencia de quién es y se dice:
“(…) volvámonos a andar por el suelo con pie llano”.
Y al despedirse de sus supuestos gobernados, éstos aún le
piden cuentas últimas de su actuación como poderoso gobernador:
“(…) antes que se ausente de la parte donde ha gobernado,
dar primero residencia”.
Y es entonces cuando Sancho les responde:
“(…) Nadie me la puede pedir si no es quien ordenare el
duque mi señor: yo voy a verme con él y a él se la daré de molde; cuanto más
que saliendo yo desnudo, como salgo, no es menester otra señal para dar a
entender que he gobernado como un ángel.”
Aquí está la acendrada honestidad y aun la grandeza del
humilde escudero: no sólo el haber gobernado con atinada equidad, sino sobre
todo la señal de salir “desnudo” del ejercicio del poder, tal como entró; y,
además, de reconocerlo y demostrarlo con toda la naturalidad del mundo ante
todo aquel que le pida cuentas.
Es en ese momento cuando Sancho, que no tiene nada y que
nada pretende ya de sus antiguas codicias, empieza a conocerse y a hacerse un
hombre determinado, dueño de su existencia, celoso de su dichosa humildad y de
su antigua libertad.
¿Qué político sensato y acertado (o desastroso y dañino)
sale de la política voluntariamente, olvida sus privilegios e influencias y demuestra
que se va con lo mismo que tenía antes de entrar?...
Alguno ha habido.
Pues eso, que viva los Sancho Panza.
¡Que vivan!
ResponderEliminar¡Cuantas enseñanzas podríamos o deberíamos aprender de esta insigne pareja!.
ResponderEliminar¡Que actuales nos parecen sus hazañas!
Con la de gobernantes que hoy se van " muy bien vestidos " por contra de la desnudez del pobre Sancho.
Las andanzas de Don Quijote y su inseparable escudero se nos aparecen como una ficción producto de la desmesurada locura del Ingenioso Hidalgo, pero también reflejan la realidad de su tiempo;el estado de la nación de aquella época en decadencia a la cual no eran ajenos los desmanes de la clase dirigente. Despilfarros del gobierno a cargo de los contribuyentes, quiebras de bancos, suspensiones de pagos,estados de cuentas fraudulentos, apropiación indebida de capitales , etc,etc.
Sin embargo,no hemos aprendido nada en cuatrocientos años.
¿ Sera que Don Quijote , a pesar de ser la obra mas universal y conocida de la literatura Española ,traducida a casi todas las lenguas del mundo,es la que menos se ha leído en este país?
Pues si amigo, que vivan los Sancho Panzas, los Don quijotes y los Cervantes ; que bien hace falta un poco de locura para adentrarse en las llanuras de Castilla.