En combate celebrado en el Madison Square Garden de Nueva York, el kazajo Gennadi Golovkin venció por KO técnico en el VIII asalto al
norteamericano Curtis Stevens reteniendo así el cinturón del peso medio de la
WBA y la IBO.
El boxeador asiático, que pasó a Alemania y posteriormente a
California para prepararse con el mítico entrenador mejicano Abel Sánchez (ojo al unamuniano nombre), es
uno de los púgiles más temidos por los consagrados. Su gran envergadura, sus
terribles ganchos y sus estudiadas estrategias de ahogo mediante una presión progresiva a lo largo de todo el combate le han llevado a
lo más alto sin la pérdida de un encuentro desde 2006. Hasta ahora, la seguridad
que ha demostrado sobre el ring es, desde luego, poco común.
Ya en el segundo asalto, un gancho zurdo sentó en la lona al
fornido y agresivo Stevens, que reaccionó bastante bien en los tres siguientes
asaltos; no obstante, el acoso técnico, con dosificadas combinaciones de golpes
a la cara y al cuerpo del joven campeón kazajo, acabó por demoler el físico y
las aspiraciones del luchador negro.
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Por otra parte, hay que recordar la cómoda victoria por puntos
del estadounidense Bernard Hopkins frente al alemán Karo Murat en la categoría
de semipesados para la Federación Internacional de Boxeo (27-X-2013, en
Atlantic City). Y lo que merece la pena recordar es que Hopkins está a punto de
cumplir 49 años de edad y que no piensa retirarse.
Para algunos, el esfuerzo físico, la disciplina, la
mentalidad luchadora y el coraje permanecen intactos a lo largo de los años.
Del deporte más duro y peligroso pueden surgir los deportistas más
longevos.
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Pero la otra cara, la cara más fatal de esta denodada práctica nos la mostró la muerte del
joven mexicano Francisco Leal en un hospital de San Diego después del combate
contra Raúl Hirales (25-X-2013). Fue noqueado en el VIII asalto y ya no se recuperó. Permaneció
tres días en coma.
Se especuló y polemizó sobre su estado de salud previo y también sobre
la deficiente atención médica recibida después de la caída.
Sea como fuere, no hay que olvidar que estas tragedias, aun muy
raramente, pueden ocurrir en este hermoso y terrible deporte. Y los boxeadores lo saben.
Total, que hace un par de semanas sigo en twitter a Joyce Carol Oates, y acaba de subir este tuit: "Quelle surprise!", con este enlace: http://ecrivains-sportifs.fr/les-prix-de-lassociation/prix-etranger-sport-et-litterature/
ResponderEliminarHombre, gracias. Voy a ver. Puede que caiga.
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