Después de hacer señales de
humo por Europa y otras partes del mundo sin conseguir, como era de esperar, el
más mínimo resultado positivo (y gastando el dinero de todos los ciudadanos,
esto aparte), el president Mas, cabeza visible del nacionalismo catalán, ha
encontrado por fin un semi apoyo de lo más llamativo, éste de aquí:
Nota de prensa: "Los Morancos dicen apoyar la consulta secesionista"
Un apoyo (tímido) que, mira por dónde,
pone en marcha ese mecanismo de justicia poética que a veces funciona como
carambola insospechada:
Recordemos… Recientemente, el
jefe senior de los nacionalistas, Jordi Pujol, dijo literalmente de los
andaluces (así, en general): “El hombre andaluz no es un hombre coherente (…)
es un hombre destruido, poco hecho, que vive en estado de ignorancia”.
Sí, así se despachaba Pujol
sobre la gente de una de las regiones tradicionalmente más creativas y
admiradas del mundo.
Andalucía, tierra de
filósofos como Averroes, Maimónides o Francisco Suárez, de músicos como
Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero o Manuel de Falla, de pintores como
Velázquez, Murillo o Picasso, de escritores como Fernando de Herrera, Góngora o
Cernuda, de científicos como Celestino Mutis, Benito Daza o Antonio de Ulloa (sólo
hago tríadas, la lista podría ser interminable), además de grandes señores y
damas del flamenco y de toreros hechos y derechos; sí, ‘esta’ Andalucía de aquí
le podía haber echado un cable al president Mas.
Pero no; mire usté por hónde.
Lo que ha ocurrido es que la
Andalucía imaginada y temida por el resentido racismo pujolista se ha
materializado en estos célebres humoristas de sal gorda (respetables como
cualquiera y que guarde Dios muchos años), los cuales, con su reconocimiento, le han estrechado un poco
más la corbata de payaso al president. Y como quiera que Los Morancos son más
listos que el hambre, para mí que lo han hecho a propósito con la intención de
que la campaña mundial de los nacionalistas sea recordada (¿?) no tanto por el
circunspecto “Som una nació independent”, sino más bien por el chocante
“paasaaaaa pishaaaaa, qué diseee shoshoooooo”, y que el personal foráneo que mire hacia Catalunya se haga, pues eso, la pisha un lío.