Translate

miércoles, 12 de marzo de 2014

"No sentiste crisálida aun el peso del aire..."


El problema del malditismo sublime es su repetición. Sin el gesto real del suicidio efectivo se convierte en una reiteración, o sea en una impostura.
Leopoldo María Panero permaneció casi siempre en ese espacio de luz fúnebre que está entre la vigilia atormentada y el gesto definitivo simulado, y corrió el riesgo de convertirse, como dijo su hermano pequeño, en un pesado.
Sin embargo, creo que escribió algunos poemas meritorios por sinceros, hirientes… hasta por visionarios; piezas que intentan refulgir como el relámpago en la noche oscura del alma y que consiguen transmitir el temblor de una vida errada e imposible. Lo del temblor es una virtud rara de la poesía.
“La vida no se puede vivir”, dijo una vez. Y en el poema El loco escribía:
“(…) Y sólo pude pensar que de niño me secuestraron para una alucinante batalla
y que mis padres me sedujeron para
ejecutar el sacrilegio, entre ancianos y muertos.
He enseñado a moverse a las larvas
Sobre los cuerpos, y a las mujeres a oír
Cómo cantan los árboles al crepúsculo, y lloran.
Y los hombres manchaban mi cara con cieno, al hablar,
Y decían con los ojos “fuera de la vida” (…)
He vivido los blancos de la vida,
Sus equivocaciones, sus olvidos, su
Torpeza incesante y recuerdo su
Misterio brutal, y el tentáculo
Suyo acariciarme el vientre y las nalgas y los pies
Frenéticos de huida.
He vivido su tentación, y he vivido el pecado
Del que nadie cabe nunca nos absuelva.”

Es un poema con algunos versos poderosos por verdaderos. Como veraz, miserable y luciferino (mezcla meritoria, sin duda) es éste que siente terriblemente el juego del amor de esta manera (Diario de un seductor, titula):
“No es tu sexo lo que en tu sexo busco
sino ensuciar tu alma:
desflorar
con todo el barro de la vida
lo que aún no ha vivido.”

¿Loco? No tanto; ni siquiera por el fatigante juego teatral. Recordemos lo que deseó en un verso olvidado sobre los que fueran a ver su lápida:
“(…) que puedan un día decir sobre este frío

que no estuve loco.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario