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sábado, 21 de junio de 2014

Contra el futuro (Mateo 6, 24-34)


De hoy es la lectura de esos bellos versículos de Mateo (6, 24-34) que podrían cambiar la actitud de cualquiera ante vida. Los 26-29 dicen:

“Mirad las aves del cielo, que ni siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿Acaso vosotros no valéis más que ellas? Y ¿quién de vosotros a fuerza de afanes puede añadir un solo codo a la duración de su vida? Y por el vestido, ¿a qué preocuparos? Mirad cómo crecen los lirios del campo, ni se fatigan, ni hilan; y yo os aseguro que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos.”

Y en el 34 se lee:

“Así que no os preocupéis por el día de mañana, que el día de mañana se preocupará de sí mismo; bástele a cada día su propio mal.”

El maravilloso lirismo de todos estos versos encierra en realidad -y esto no quieren saberlo los ‘realistas económicos’ que sonríen condescendientemente al leerlos- la tantas veces negada cuestión social de Cristo. Porque aquí está: es la comunidad social la que debería poder decir esto a todos sus miembros. No es una llamada al descuido individual: es el recuerdo de lo que debería ser, y es una protesta contra el miedo. Pero… ¿qué ha vendido siempre el poder sino futuro, o sea, miedo?

A propósito, Kierkegaard nos explica:

“(…) Si dejase de existir para ti el día siguiente, entonces todas las preocupaciones terrenas quedarían aniquiladas, no solamente la del sustento; puesto que todas las preocupaciones mundanas y terrenas sólo son seductoras por culpa del día siguiente, son inseguras por culpa del día de mañana. Al otro día ya han perdido el encanto y su angustiosa inseguridad. Y si no existe para ti ningún día siguiente: o es que eres un moribundo, o que muriendo a la temporalidad te has agarrado a la eternidad; es decir, o uno que realmente está muriendo, o uno que realmente vive (…)”.
(De Los lirios del campo y las aves del cielo)


Y ahí está la cuestión: entretenerse a morir o dejarse vivir de verdad.

2 comentarios:

  1. Exacto. El futuro no existe.

    Pero ahí está, amigo, ahí está...

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  2. Sí, ya estoy viendo mi nombre en la lápida… ¡Glups!

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