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viernes, 3 de abril de 2015

Tenebrae. Gesualdo.

Tenebrae factae sunt… el responsorio V de la feria sexta de la ‘oscuridad’ de la Semana Santa de Carlo Gesualdo.
Qué mejor música para el claroscuro desasosegante del Oficio de Tinieblas.
La polifonía del infortunado uxoricida Gesualdo se convierte en un dolorido espasmo apenas contenido… Su genio musical está al servicio de una expresividad disolvente, de una búsqueda en el vacío sin descanso ni solución que se sorprende a sí misma a cada instante, pero que milagrosamente no se aparta ni un momento de una sobrecogida belleza… apenas humana.
Esta polifonía se puede escuchar una y otra vez… Nunca te haces con ella. Se diría que cada audición es una renovación penitencial que quiere borrarse a sí misma. Como si la torturada conciencia de asesino del mismo Gesualdo quisiera desaparecer. La polifonía del escalofrío.

“Desde que los judíos crucificaron a Jesús
las tinieblas cubrieron la Tierra.
Y Jesús, hacia la hora nona, gritó:
¿Dios mío, por qué me has abandonado?
E inclinando la cabeza
rindió su alma exclamando con fuerte voz:

En tus manos encomiendo mi espíritu.”


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