En este cuadro (probablemente de El Bosco), Camino del Calvario, que en principio parece la representación de un
carnaval grotesco, se muestran todos los judas, los herodes, los caifás, los
pilatos, los pedros y otros tipos mucho peores; toda esa humanidad eterna que
siempre está dispuesta a linchar la bondad, la delicadeza y la palabra. Son las
inmortales fealdad y estupidez. Son los prejuicios destructores. Antes, ahora y
mañana serán iguales y tendrán los mismos rostros regocijados.
Arriba a la
derecha, el buen ladrón con expresión de angustia mortal. El criminal malo,
abajo a la derecha, sigue en sus trece. La Verónica con el lienzo vuelve el
rostro a la turba. El cireneo eleva el madero hacia arriba. Jesús, en medio,
sereno y triste, como en el corazón de un ciclón, cumpliendo con su destino.
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