De todos los
libros que se han escrito sobre la filosofía del ubicuo y omnipresente Slavoj
Zizek, es este Contra Zizek, sin duda
alguna, uno de los más estimulantes por venir de uno de los cachorros (utilizo
este término por ser jovencísimo) más prometedores de la escuela materialista
filosófica de Gustavo Bueno.
Lo que pretende
su autor, Julen Robledo, cual basilisco que fulmina todo lo que fijan sus ojos
(como se puede ver en el dibujo de la tapa) es precisamente eso: desenmascarar
el pensamiento supuestamente revolucionario de Zizek desde los presupuestos del
materialismo filosófico, primero observando lo que es para el joven autor la
aceptación acrítica de sus influencias
(básicamente, Hegel, Lenin y Lacan); luego, definiendo la base política
condicionante, para finalmente poner a prueba la consistencia de sus ideas
-confrontándolas con las del materialismo filosófico- y acabar reflexionando
sobre la envoltura socio-institucional que lo fomenta y su sorprendente
popularidad y extensión en occidente (muy particularmente en España).
Robledo denuncia
en este libro, entre otras cosas, que esa apariencia de impulso político
liberador zizekiano que tanto atrae al público lector no es más que un
fundamentalismo contracapitalista ineficaz (metafísico, al fin), puesto que sus
condiciones materiales no son realmente analizadas por el filósofo esloveno
-porque acaso sabe que la historia las ha superado- dejando así una sensación
de apariencia positiva envuelta en ese estilo tan suyo entre enrevesado, efectista,
digresivo y asistemático, como no podía ser de otra manera en un discípulo
declarado del oscurantista Lacan.
No es fortuito
que una de las frases de Zizek que utiliza Julen Robledo para abrir su trabajo
sea : “I am a good Hegelian. If you have a good theory, forget about the
reality.” Claro, es un caramelo demasiado tentador para un hijo del
materialismo filosófico de Bueno. Así, pues… ¡Al ataaqueeeeeerl¡¡
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