Cuadros como
estos (de Balthus y J. W. Waterhouse) son retirados de los museos por la mano
de un extraño fantasma que recorre el mundo, representante de la santa
indignación de minorías y grupos supuestamente humillados y ofendidos. … ‘Que
si se cosifica a la mujer y se manipula al hombre, que si se invita a la
perversión’, etc. … Es un nuevo poder moral de sociedades débiles, pero muy
beligerantes que, sumadas, conforman un cuerpo de actuación muy eficaz.
Al final, por
mor de ellas, todo arte libre será considerado pornográfico, será relegado a
ese mundo marginal y, por ello, estará ya perfectamente clausurado por la moral
de los damnificados de la tierra (damnificados no importa por qué motivos).
Todo es mito e
idealismo obscurantista. Miedo. Pero el arte potente y auténtico, esto es, el que
parte de la realidad para triturar sus mentiras y poner de relieve sus verdades,
nobles o miserables, dulces o perversas, no se va a dejar ocultar tan fácilmente.
En nuestro país
tenemos la suerte de contar con la obra de ficción que arrasa con todo mito e
idealismo. La obra que, por ser pura potencia realista, jamás se dejará reducir
frente a supersticiones identitarias, censuras psicologistas o moralismos
ideológicos. Es la creación irreductible.
Sí, El
Quijote, claro.
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