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martes, 13 de febrero de 2018

Recuerdo de Isabel Escudero (corregido)



No lo sabía. Me acabo de enterar de que Isabel Escudero murió el mes de marzo pasado.
Ya diré mucho recordando que fue la inspiradora del largo poema Bebela, de Agustín García Calvo, al que amó, irritó y apasionó, y con quien pasó los últimos años de su vida. Y Bebela es mucho, puesto que se trata de uno de los poemas-libro de amor más hermosos del s. XX. Si alguien lo duda, que lo lea y verá.
Sí, ‘pareja’ de Agustín, tal como él era, parece un imposible, pero aun así lo fue. Y no es poco mérito.
Pero Bebela (Isabel) era una poetisa auténtica que captaba al vuelo la inteligencia popular, aquella de la que sospechamos que antes por lo menos existía y que no se dejaba atrapar por las ideologías ni por la Cultura, y que cantaba con gracia y sencillez verdades, acertijos y misterios, y nos dejaba una sonrisa limpia en el alma. Así era la poesía de Isabel.
Descanse en paz esta mujer despierta y libre. (No, Isabel, parece que las feministas sindicadas no han hablado de ti; qué esperabas, ni te conocían, libre tú.)
Si hay Cielo, afortunados ángeles de ver el encuentro de Isabel con Agustín.

“Yo sé de mí
que moriré algún día;
si no lo supiera
no moriría.”

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