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miércoles, 17 de julio de 2019

El verdadero misterio del Apolo XI



Con lo que le gustan los misterios a la prensa y lo poco que se ha hablado del verdadero misterio del viaje norteamericano a la luna de hace 50 años.
Edwin Aldrin, el segundo hombre en poner pie en la luna celebró el misterio de la eucaristía con una hostia consagrada y un vino antes de salir del módulo para darse un paseo. Él mismo cuenta:

“Abrí la caja con el pan y el vino. Derramé el vino en la copa que nuestra iglesia me había dado. En la gravedad de la luna, una sexta parte de la terrestre, el vino corrió lentamente y con gracia llenó la copa. Entonces leí la escritura…”

Cuando dice “nuestra iglesia”, se refiere a la Presbiteriana de Webster (Texas), cuyo pastor dio vía libre a las intenciones del astronauta antes de la partida. En cuanto a “la escritura” se refiere al Evangelio de Juan 15, 5, que dice:

Yo soy la vid y vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada.”

Y Aldrin manifestó:

“El primer líquido derramado en la luna y el primer alimento fueron los elementos de la eucaristía. (…) Agradecí a la inteligencia y al espíritu que había traído a dos jóvenes pilotos al suelo de la luna.”

En fin, si esto no es milenarismo a lo grande dentro de un hito científico-tecnológico y si este héroe viajero no es una suerte de sacerdote de la era del espacio que venga Dios y lo vea.
La transustanciación en la luna como acto de agradecimiento. La mente tecnológica se funde con la de la fe evangélica. La fe del carbonero de los evangelistas (presbiterianos).

Después, muchos otros astronautas han llevado la representación de la Víctima (la hostia) al espacio para conmemorar su sacrificio. 

¿No sabían la historia?

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