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lunes, 24 de junio de 2013

Las catarsis de Fellini. "I Vitelloni".



La vida de los protagonistas de I Vitelloni (Los Inútiles) es la de unos talluditos y provincianos ‘nini’ de principios de los años cincuenta.
Su empedernida vocación por la vagancia y el dolce far niente está siempre aderezada por la broma burlona y el drama impostado en veloz alternancia. Pero sus ansias de diversión se ven también a cada paso acosadas por el tedio vital pueblerino y la propia conciencia de vacío (la excelente escena de cuando están en la playa mirando el mar en silencio un frío día de invierno evoca un conmovedor sinsentido intemporal).

Desde el principio del largometraje Fellini y sus actores saben transmitir lo agridulce y patético de esas vidas con fácil precisión aunque no pocas veces, a pesar de la denuncia de unas existencias perdidas, se observan gestos y situaciones en los que se adivina la celebración más loca de la libertad mediante la astracanada, el absurdo y la gamberrada. Son las catarsis de Fellini.

Una de las catarsis más hilarantes de esta película está protagonizada por Alberto Sordi. En ella vemos cómo su personaje, de paseo en coche con dos de sus amigotes, dedica un espectacular corte de mangas con pedorreta a unos fatigados trabajadores que están arreglando la carretera: “Laboratoriiii…” les reclama primero con una dulce vocecita. Luego llega el teatral y chulesco corte de mangas, a lo Duce, e inmediatamente después… ¡se les para el motor del coche!
Fellini, aparentemente, enseña aquí el punto de máxima degeneración de sus personajes en cuanto a falta de compromiso político y sensibilidad moral. Pero lo que en el fondo nos está pidiendo es que, aun por un segundo, nos liberemos de ese vínculo sacro, moralista, grave, al cometer un pecado inesperado, inopinado e imperdonable contra la devoción a la clase obrera (concepto axial dominante en la Italia de los años cincuenta).
Cuando los obreros les pillan para zurrarles, uno de los vitelloni les implora “¡pero si yo soy socialista!”. Esa podría ser la voz de Fellini perfectamente. Sí, yo soy socialista y soy un trabajador como vosotros, dice, pero… ‘de vez en cuando me gustaría liberarme de esa necesidad y darle la vuelta también a esta nueva religión que hemos creado’ (resuena una voz por lo bajo). Y si Fellini se ha reído (y largamente) con la religión ‘verdadera’ cómo no se va a reír con las advenedizas.
Aquí el momento:


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