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sábado, 11 de enero de 2014

Daniel Lezama, pintor de México.



La pintura del mexicano Daniel Lezama es un desinhibido reverso de aquel célebre muralismo conmemorativo indigenista de triunfo internacional.
Las grandezas mesoamericanas pre y pos colombinas son transformadas por Lezama en extrañas, sofocantes y sórdidas piezas carnavalescas por la vía de un realismo pictórico que delata memoria de una tradición artística española que va de Goya a Gutiérrez Solana.
Su esforzada vocación realista se concentra en la figura humana y muy especialmente en la figura femenina, la cual aparece, casi a partes iguales, como maternidad icónica, como objeto de deseo y como víctima carnal divinizada. A su lado, la adolescencia púber reclama una presencia potente y turbadora, sexual, pero quizás de futuro poco halagüeño. El hombre adulto, por su parte, suele ser, alternativamente, figura ominosa y ridícula.

México, el gran México intemporal y el actual es amado por D. L. con la perplejidad y la rabia de quien conoce bien la Historia, con mayúsculas, de unas grandezas y mitos que, sin embargo, no le pueden ocultar la realidad agresiva, asimismo incomprensible, que intenta abrirse paso en cada uno de sus lienzos.
No hay muchos pintores hoy que se entreguen a la ambición, necesariamente fracasada, de plasmar toda la parafernalia arquetípica de un país; la pública y la ocultada; la prosaica que pertenece a la vigilia cotidiana y la que, lujuriante, se desata en las obsesiones identitarias más primitivas del autor.
Esa ambición –fracasada, como decía- obtiene su reconocimiento, al menos, por su empecinada valentía.




http://www.daniellezama.net/

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