En su reflexivo libro, ya
clásico, sobre el boxeo (On Boxing),
la escritora Joyce Carol Oates, refinada manierista, no cae (casi nunca) en la
trampa de la metáfora, sino que se apega a la sangre, sudor y lágrimas reales
de la lucha. Ello no la libra de una prácticamente inevitable épica literaria,
pero sus aseveraciones, que son globalmente serenas y objetivas, están también
cargadas de emoción veraz.
Una de las primeras afirmaciones importantes es que el arte del boxeo, a pesar de su insoslayable brutalidad y de
su absoluta exaltación física, trata del estilo:
“El boxeo celebra la
naturaleza física del hombre hasta cuando dramatiza las limitaciones, a veces
trágicas, más a menudo conmovedoras, de lo físico. (…) Pero no hay boxeador que
actúe como un hombre normal cuando está en el ring, y no hay combinación de
golpes que sea natural. Todo es estilo.”
Oye, ¿la pintura es auténtica? Porque está muy bien. Además, me he pasado horas pensando que eran dos chicas.
ResponderEliminarHace un año o así me leí Young Sánchez, y me gustó mucho. Esto es lo que puedo decir de momento. Luego, si dejo aparte la literatura y pienso en el boxeo y el cine, se me aparece ineludiblemente y en un tris la figura de Danny Kaye, y eso ya no es serio.
Es verdad, Danny Kaye dando golpecitos a ritmo de vals. Un poco imitando a Charlot.
ResponderEliminarÉsta parece que es una pintura mural palaciega de origen minoico (h. 1500 a.C, quizás); dos adolescentes boxeando. De todas maneras tengo que investigarla un poco, a ver. Es cierto que tiene mucho encanto.
A mí también me gustó Young Sánchez.