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viernes, 16 de mayo de 2014

F.J. Haydn (III)

La apertura a las nuevas sonoridades, aparentemente tan propia de la música contemporánea, de hecho tuvo lugar durante el s. XVIII gracias a toda la extraordinaria pléyade de compositores conocidos y no tan conocidos, especialmente sinfonistas, que reunió ese milagroso siglo musical. Y entre ellos, claro, el más innovador de todos, nuestro querido F.J Haydn.

Haydn fue el rey de los nuevos espacios sonoros orquestales. Espacios sonoros conformados a base de combinaciones instrumentales muy sencillas e indicaciones de movimiento y matiz perfectamente meditadas. Las texturas sonoras logradas por el compositor de Rohrau a partir de sus investigaciones en esa línea han sido inspiración y envidia permanente para todos los compositores posteriores que quisieron seguir practicando (pobres) la forma sinfónica.

La belleza contemplativa de su sonido, su sesgo parcialmente sublime, es lo que ha llevado a la tradición a considerar estos momentos musicales como Sturm und Drang. Pero sería más adecuado que lo entendiéramos como un S-u-D inconsciente y prematuro. Prematuro al ser templado por la exigente convención de una elegancia clásica que nos lleva a un terreno de narratividad y forma suspensiva, desvinculada de todo, inexistente hasta entonces, al menos de esa manera tan radical.   


Haydn, que es todo invención formal, encaja estas sonoridades en la peripecia de su drama sonoro con el ensimismamiento y la contemplación de un afecto conflictivo y extraordinariamente posesivo. El desarrollo musical es detenido y la atención del oyente es robada hasta un momento extático. La articulación de la música y el sentido de su dirección sufren el colapso de la pura sonoridad. Y tras su primera y deslumbrante aparición (veamos el ejemplo del Adagio de la Sinfonía 61) la forma sonata del movimiento queda tocada y va a ser conformada por ese momento inolvidable, hacia el cual se va a dirigir todo el material musical como se dirige inexorable el pecio en la espiral de un sereno torbellino hacia su centro. En este Adagio aparece en los m 1:50, 2:18, 5:55 y 6:22:

                                  https://www.youtube.com/watch?v=-XyD-uRuCJQ

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