Los dibujos de Pontormo que
muestra la Fundación Mapfre de Madrid entran en ese tipo de arte plástico que
no es sólo continuidad de la gran tradición, sino que también se separa lo que puede de ella para crear un momento único de representación.
Pontormo enseña en sus
dibujos la tensión del artista que quiere, en el marco de las influencias
irrefutables, hallar un diseño de estética impactante que una lo objetivo con
lo dramático dañando el equilibrio existente, y para ello llega a un solipsismo
creativo que le aísla en una rara y emotiva animalidad, que es algo diferente
de lo que en principio se espera de un resabiado manierista de este calibre.
La vitalidad patética de
estos dibujos se expresa desde los inmensos ojos de muñeca enferma hasta la
deformación de unos cuerpos lacerados de exceso físico (siempre hay una
vibración agónica) que nunca son sólo estudios, sino proyección y exposición del dolor y drama humano, incluso en sus más premeditadas, complejas y abstractas deformaciones.
¡Qué bonicos!
ResponderEliminarAllí están en Recoletos, solitarios y en íntima penumbra.
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