Entonces Jesús
fue a Jerusalén y:
“(…) Así que
estuvo cerca, al ver la ciudad, lloró sobre ella diciendo: (…) Porque días
vendrán sobre ti y te rodearán de trincheras tus enemigos, y te cercarán, y te
estrecharán por todas partes.”
(Lc 19, 41-43)
Parece que la
profecía sigue.
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