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martes, 4 de agosto de 2015

¡Bebamos, pues!

Tal como van las cosas vamos a necesitar muchos hectolitros de vino para capear el temporal con buen humor.
Para todos los santos bebedores este poema de los Carmina Burana (Canciones -o Poemas- de Beuren) medievales, en su versión más o menos original (o sea, no en el famosísimo oratorio adaptado de Carl Orff).
Creo que es uno de los más altos homenajes al buen beber (esto es, sin tasa) que se pueden escuchar y leer.
Aquí una traducción muy aproximada:

“Cuando estamos en la taberna
nos despreocupamos del mundo,
nos entregamos al juego
y por él siempre sudamos.
La cuestión es ésta: que se pregunte
qué se hace en la taberna
donde el dinero es ventero,
escúchese lo que digo.

Unos juegan, otros beben,
otros de forma indiscreta viven.
Pero de los que se dedican a jugar
unos allí pierden su ropa,
otros consiguen vestirse,
otros se visten con saco.
Nadie allí teme a la muerte
y por Baco tientan la suerte.

Monedas para la primera copa de vino,
de ella bebe el libertino,
beben la segunda por los cautivos,
después de éstas la tercera por los vivos,
la cuarta por todos los cristianos,
la quinta por los fieles difuntos,
la sexta por las monjas casquivanas,
la séptima por los soldados silvanos,

la octava por los frailes perversos,
la novena por los monjes dispersos,
la décima por los navegantes,
la undécima por los discordantes,
La duodécima por los penitentes,
la decimotercera por los caminantes.
Tanto por el papa como por el rey
beben ya todos sin ley.

Beben la dueña y el dueño,
bebe el soldado, bebe el religioso,
bebe el hombre, bebe la mujer,
bebe el siervo con la criada,
bebe el rápido y el lento,
bebe el blanco, bebe el negro
bebe el constante, bebe el vago,
bebe el campesino, bebe el mago.

Bebe el pobre y el doliente,
bebe el desterrado y el ignorado,
bebe el joven, bebe el viejo,
beben el prelado y el decano.
Bebe la hermana, bebe el hermano,
bebe la vieja, bebe la madre,
bebe ella, bebe él,
beben ciento, beben mil.

Poco duran seiscientas monedas
cuando se bebe sin moderación.
Beben todos sin final, aunque
bien con mente alegre.
Que no nos fastidie la gente,
nosotros sigamos pobres.
Que los que nos fastidian se vean

confundidos y no sean tenidos por justos.”


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