Y Alejandro va a Troya para rendir culto
a sus dioses y a sus héroes, y coge de un templo algo muy especial:
“ (…) Subiendo hasta Ilión, hizo un
sacrificio en honor de Atena troyana, y ofreció al templo su armadura completa,
y a cambio de ella tomó una de las armaduras dedicadas a la diosa desde la
época de la guerra de Troya. Dicen, en efecto, que sus hipaspistas [hypaspistái, ‘portadores de escudo’,
infantería de élite macedonia] siempre le llevaban estas armas cuando Alejandro
iba a primera línea de combate. Cuenta la historia que Alejandro hizo un
sacrificio en honor de Príamo sobre el altar de Zeus del Cercado [herkeios, se supone; o sea, de la casa] intentando
aplacar la ira de Príamo contra el linaje de Neoptólemo, linaje del que él
mismo era un epígono.”
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