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viernes, 11 de marzo de 2016

"Anábasis de Alejandro Magno" (V)



Alejandro llega al río Gránico [que nace en el monte Ida y discurre hacia la Propóntide] y se dispone para su primera gran batalla contra sátrapas persas del Asia Menor. Los persas le esperaban bien dispuestos en la orilla contraria:


“(…) Púsose él mismo al frente del flanco derecho y arremetió en dirección a la corriente bajo el ruido de las trompetas y el grito de guerra al dios Enialio [uno de los nombres de Ares que pasó a tener un culto reducido]. En todo momento mantuvo una formación oblicua al sentido en que fluía la corriente a fin de que los persas no cayeran en columna sobre sus tropas cuando éstas salieran del río. (…) El encontronazo de la caballería fue brutal: unos intentaban salir del río, y los otros trataban de impedirles la salida; enorme fue también el número de jabalinas lanzadas por los persas, mientras los macedonios se defendían con sus lanzas. (…) En torno a sí [a Alejandro] se originó una violeta batalla, y mientras tanto iban poco a poco haciendo la travesía las diversas filas macedonias. (…) Se combatía arrollándose hombres con hombres y caballos con caballos (…). En medio de esta batalla rompió Alejandro su lanza (…) Fue el corintio Demárato, uno de los Compañeros, quien le dio su propia lanza; al tomarla Alejandro divisó a Mitrídates, el yerno de Darío, que se había adelantado cabalgando lejos de los demás al frente de un grupo de jinetes en formación de cuña. El propio Alejandro se adelantó a la cabeza de los suyos, y golpeando con su lanza a Mitrídates en la cara dio con él a tierra. En esto, el persa Resaces se lanzó contra Alejandro y le golpeó en la cabeza con su curvo alfanje partiendo el casco, que pudo sin embargo retener el golpe. Lanzóse Alejandro contra él y le hincó su lanza en el pecho después de atravesarle la coraza. (…) Alcanzados de frente los persas por todas partes, hombres y caballos, por las lanzas macedonias; atacados por la caballería enemiga y heridos por las tropas ligeras que se habían unido a la caballería, comenzaron a retirarse por donde Alejandro atacaba. Al ceder su centro se abrieron también a ambos lados las alas de la caballería, y se produjo una huida general.”

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