Bombardeo de granadas. El caos de las
trincheras. Los heridos y el dolor:
“(…) Tiré la mochila y corrí hacia la
trinchera de donde habíamos venido. Desde todas partes del bosque bombardeado
afluían concéntricamente hacia aquel mismo sitio los heridos. Moribundos y
heridos graves obstruían el paso; caminar por allí era algo horrible. Una
figura humana que estaba desnuda hasta medio cuerpo y que tenía desgarrada la
espalda se apoyaba en el talud de la trinchera. Otro hombre lanzaba de continuo
unos gritos estridentes, estremecedores; de su nuca colgaba un girón de carne
de forma triangular. El Gran Dolor ejercía allí su imperio; por vez primera
pude mirar, como por una rendija demoníaca, en las profundidades de su dominio.
Y las granadas seguían llegando.”
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