La Pasión según San Juan de J. S. Bach,
obra demasiado olvidada dentro de su producción, traza un arco musical sombrío
desde el tumulto coral de su inicio hasta los conmovedores episodios finales,
como este “Es ist vollbracht” (Todo está cumplido). Es una de las páginas más
dolientes de la música de Bach. Viola y voz contralto se trenzan en la
expresión de la vida y la muerte. Es la hora postrera. Un interludio agitado en
Re mayor (contra el grave Sol menor) antes del final expresa el combate. Un último
aliento: “Y finaliza la lucha.” Nunca el Gran Cantor mostró tan explícitamente
la herida. San Juan era el poeta elevado del Evangelio. Bach lo arrebató en música
para humanizarlo. Pero es un Bach que no gusta. Severo, desornamentado, seco.
“Iesous eípen: tetélestai.”
“Iesus acetum, dixit: Consummatum est.”
“Jesús dijo:
Consumado está.”
“Increíble es
que Cristo haya muerto y resucitado de entre los muertos; increíble es que el
mundo entero haya creído ese increíble… Más increíble de todo es que un pequeño
puñado de hombres rudos, débiles, iletrados, hayan persuadido al mundo entero,
incluso a los sabios y filósofos. El primer Increíble no lo quieren creer; el
segundo no tienen más remedio que verlo, de donde no queda más solución que
admitir el tercero.” …
Esto escribía San Agustín en uno de sus paradójicos
y felices razonamientos. Lo dijo en el s. IV. Sirve ahora lo mismo.
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