Después de un montón de años de
investigación y reflexión, el historiador Joan Lluís Marfany, profesor en
Inglaterra, documenta en el extenso libro Nacionalisme
espanyol i catalanitat lo que ya se sabía quizás con menos volumen de
pruebas menudas concretas: que el nacionalismo español contemporáneo es una
fabricación catalana para justificar el proteccionismo de los diferentes
gobiernos de España a una industria (básicamente, el célebre textil catalán)
incapaz de competir en igualdad de condiciones con otras europeas.
Ése fue un fenómeno de segunda fase en la
fabricación del nacionalismo español. La primera fase la habían encabezado
también catalanes después de la guerra de la independencia contra ‘el francés’,
donde se forja una conciencia política nacional cifrada enseguida por la
constitución liberal de Cádiz. No olvidemos que fue en Gerona donde por primera
vez se enarboló la hasta entonces poco conocida bandera rojigualda, una bandera reciente que era básicamente de la marina (v. en este blog Gerona y la bandera española).
Esta idea, extendida y largamente
estudiada ahora por Marfany ya había sido expuesta por otros historiadores,
claro, pero uno de los autores que más expresivamente la puso en el candelero
fue Gabriel Ferrater en las célebres conferencias -transcritas por su hermano
Joan- sobre la obra poética de Carles Riba (La
poesia de Carles Riba). Ahí es donde decía (traduzco): “(…) el catalanismo
fue un movimiento político de determinados frabricantes catalanes que
necesitaban modificar el régimen de aranceles del Estado español para poder
competir con ventajas ilícitas con los fabricantes ingleses de tejidos. Como
eran unos incompetentes y eran incapaces de fabricar buenos tejidos, si no
había protección arancelaria eran incapaces de competir. (…) Incluso para
montar un movimiento de protección arancelaria se necesitan motivos nobles y
románticos y una aureola espiritual que permita hacer propaganda. Pues bien,
los escritores catalanes fueron utilizados para armar esta aureola.” Aquí
Ferrater se queda en la fase posterior del montaje, o sea en la regionalista. Marfany,
que se ha remontado más en el tiempo, desvela el momento anterior, esto es, el
del montaje del nacionalismo español.