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martes, 7 de marzo de 2017
"Anábasis de Alejandro Magno" (XI)
Alejandro llega a Gordio y, atraído por la leyenda, se acerca a su palacio para ver el carro y el nudo del yugo de su carro y cumplir el oráculo sobre la liberación del nudo. Pero el mismo Arriano, a pesar de lo contado por Aristobulo (que Alejandro, simplemente, desenganchó la clavija de la lanza del carro) duda sobre este mito:
"(...) Estaba vaticinado que quien fuera capaz de soltar el nudo del yugo del carro gobernaría en toda el Asia. El nudo era de hilachas de cornejo y parecía no tener principio ni fin. Alejandro en vistas de lo difícil que resultaba desatarlo y como, por otra parte, no podía consentir que quedara atado, no fuera a ser que ello influyera en el ánimo de sus hombres, cercenó -según dicen- el nudo con un golpe de espada y exclamó: ¡Ya está desatado! (...) No puedo precisar yo de qué modo actuó Alejandro en este asunto del nudo."
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