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domingo, 13 de enero de 2019

Magallanes y Elcano. Primera circunnavegación del planeta (III).


Fernando o Hernando de Magalhâes, luego Magallanes, era un experimentado navegante miembro de la pequeña nobleza portuguesa. Conoció aguas atlánticas e índicas y estuvo varios años en Oriente. Fue uno de los primeros en reconocer las costas de Malasia y allí se significó ya por su fuerte carácter y determinación en acciones peligrosas. Parece que no pudo llegar al corazón del Maluco (las Molucas), pero sí consiguió información importante sobre los mejores lugares de la Especiería (información que probablemente le proporcionó la afortunada expedición de su compatriota Francisco Serrao, marino al que Magallanes había salvado la vida anteriormente).
Poco después, participó en acciones mediterráneas contra musulmanes. Una de ellas le dejó una cojera permanente. A partir de sus aventuras en algunas plazas costeras africanas empezó a perder el favor de la corte lusitana. Y no se sabe muy bien la razón. Fue acusado de comercio secreto con moros. También se dice que se enfrentó con sus compañeros por la repartición de botines. En cualquier caso, vio la oportunidad de abandonar Portugal y reivindicarse como marino en la corte de Castilla, que estaba empezando a expandirse por todo el continente americano con la participación de no sólo miembros de los reinos de España, sino de otras naciones europeas siempre que fueran expertos marinos, geógrafos, cartógrafos, militares, literatos, hombres de ciencia, etc., y tuvieran algo que aportar, y ello a pesar de la decisión de las Cortes de Valladolid de no dar nacionalidad castellana a ningún extranjero (decisión temporal por la polémica sucesión del cardenal Cisneros). 
Magallanes estaba determinado como fuere a servir al nuevo y joven rey de España, Carlos I. En 1517 se casó con la hija de Diego Barbosa, teniente de alcalde de las Atarazanas y de los Reales Alcázares de Sevilla. Al año siguiente pasó a Valladolid junto con el erudito geógrafo Rui Faleiro, también enemistado con Portugal. En Valladolid estaban reunidas las Cortes con el nuevo rey. El apoyo del Consejo de Indias por acción de su presidente, el obispo Fonseca, fue definitivo para convencer al monarca de que apoyara una expedición a las Molucas en dirección contraria a la de los portugueses. Dirección desconocida. Así se firmaron las Capitulaciones de Valladolid (22-III-1518), la concesión real que, entonces sin saberlo, iba a permitir la trágica primera vuelta al mundo. 

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