Esta boba y deliciosa escena, este lugar común colegial es
absolutamente moderno.
Es un momento que parece salido de la mente del escritor
Witold Gombrowicz. Más concretamente, de su Ferdydurke. Es la ‘modernidad’ de
Ferdydurke.
Gombrowicz vio que las fuerzas aceleradas de la inmadurez y
del absurdo idiota eran las que se iban a imponer en su y nuestra (más
adelantada) época.
El jugador que le pone los dedos de cabrito al primer ministro es la
cara de una moneda cuya otra cara es la del mismo primer ministro.
Es lo mismo el gamberro y la figura que representa la máxima
autoridad. Son complementarios. Y los dos lo sienten así puesto que el gamberro
no puede evitar ponerle los cuernos a la primera figura del país y ‘ésta’ lo
acepta (luego) como un chiste acaso merecido. Y con una insegura sonrisa de colegial, sin duda.
Hoy es imposible parar esto.
Gombrowicz tenía razón.
(Y el león a su pies... ¡Ja, ja!)
Vi el asunto y me acordé inmediatamente que yo le hice lo mismo a Castell en una foto "de empresa" que nos hicimos en el vestíbulo de Esplugues.
ResponderEliminarEs una tentación que aumenta con la lejanía de la víctima. Eso de estirar y estirar el brazo...
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