Combate ayer en
Houston sin título en juego entre los pesos medios Raúl Canelo Álvarez y James Kirkland.
El
norteamericano salió, sin más consideraciones, al ataque furioso. Su estrategia era
acosar y demoler desde el principio. Canelo resistió muy bien la intensa lluvia de golpes y reaccionó con
la frialdad de un boxeador experimentado. Demostró un momento de forma extraordinario
por la manera de recibir y sobre todo de golpear. Kirkland, descuidado en la defensa, se vio enseguida sorprendido por la actitud y sobre todo por la
potencia de puños del mexicano. En cada uno de los tres asaltos que duró la
pelea, el Canelo dobló las piernas a
su contrincante con letales combinaciones de ganchos y semidirectos. En el
tercer episodio la determinación del niño panocha fue incontestable; fue al
trote hacia un Kirkland ya tocado y con la rapidez letal de un aquiles soltó un
derechazo que acabó con la vigilia de su enemigo.
Después de un
decepcionante “combate del siglo”, esto te reconcilia con el boxeo. Entrega,
lucha, sufrimiento, caída…
En estas
excelentes imágenes se ve perfectamente lo ocurrido:
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