La gente envejece
cada día
con sus rutinas y sus obligaciones,
y dice, incluso, que es feliz.
Pero tú,
acelerado por un vendaval que te condena,
quieres saltar de la juventud a la eternidad.
Sin más.
Empujado por la dádiva
que recorre tus venas.
Es algo incontenible.
¿Prolongar la vida?
¿Conservarse?
¿Encontrar la paz?
Esa paz de los muertos
la escupes a la cara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario