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jueves, 7 de abril de 2016

El sastre de los nazis


Hoy, una trivial coincidencia me ha hecho saber algo que desconocía. Un desconocimiento muy gordo que me avergüenza. Una de esas cosas que forman parte tangencial de la Historia, pero que contribuyen inesperadamente a hacer de ella algo vivo, continuo, inquietante… en este caso también algo casi viscoso. De una viscosidad que acaso nos revela la insoportable estupidez de nuestra aparentemente amable cotidianidad.
El caso es que una de las firmas de moda y complementos más merecidamente reputadas del mundo, Hugo Boss, contribuyó como pocos a la estética nacionalsocialista del Tercer Reich.
El fundador de la casa que lleva su nombre (Hugo Ferdinand Boss), convencido nazi hasta la catástrofe final, se sirvió de trabajadores (esclavos) judíos en los años treinta y cuarenta del sigo anterior para confeccionar los elegantes uniformes de las SA (los Camisas pardas del partido nazi), las Waffen-SS (el cuerpo de élite paramilitar de Hitler) y las Juventudes Hitlerianas. Todo de diseño propio. El éxito fue rotundo.

Es bien sabido que muchas marcas alemanas actuales -desde la automoción a las químicas- estuvieron codo a codo con el nazismo y fueron definitivas en su pujanza mortal, pero lo de la moda, una cosa banal y supuestamente inocua, eso de los trajes pegados a la piel de aquellos fanáticos genocidas que no paraban de mirarse al espejo... da una grima especial.

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